El pasado miércoles 15 de agosto se cumplieron 5 años de la fatídica tarde en que la tierra se remeció en Perú. El terremoto de Ica, que alcanzó 8 grados de magnitud y IX grados en la Escala de Mercalli, dejó 595 muertos y más de 2.200 heridos. A esto, se sumaron los daños a más de 76.000 viviendas, las que quedaron inhabitables.

Precisamente, fue al costado de una de estas casas que cayeron con el fuerte sismo donde nació el mito de “Chicho”.

A eso de las 18:30 horas, José Luis Tipacti Peñavásquez le pidió a su madre 50 centavos para ir a navegar en Internet. La única condición para tener el permiso era que se cambiara de polera.

Este simple ejercicio cotidiano se convirtió en la última vez que ella lo vería, ya que apenas salió de su casa la tierra comenzó a moverse. “Chicho” murió al costado de su vivienda, aplastado por los escombros de las construcciones aledañas.

Exactamente, en ese mismo lugar los vecinos y visitantes comenzaron a dejar obsequios y velas. Algo que comenzó con una animita construida por sus padres, y que pronto comenzó a transformarse en una especie de santuario que hoy, a 5 años de la tragedia, incluso contiene una estatua a escala real del niño.

La madre del pequeño, Edith Peñavásquez, indicó al diario peruano El Comercio que fue testigo de cómo “Chicho” se fue transformando -a su juicio- en un santo. “Una señora estaba poniendo flores en su gruta, y como nunca la había visto le pregunté si lo conocía. Me dijo que él le había hecho un milagrito. Nunca me imaginé que mi hijo iba a hacer tantos milagros”, señaló.

Al menor se le atribuyen varios milagros, entre ellos prosperidad en los negocios y fertilidad. En este contexto, el Diario Correo de Perú recopiló varios testimonios, uno de ellos de Juan Hernández, mototaxista que visita frecuentemente la animita de “Chicho”: “Mi esposa no podía tener hijos, pero le recé con mucha fe (al niño), y hoy tengo dos hermosos bebés”, aseguró.

Sin duda, el también llamado “Niño de los temblores” es uno de los nuevos personajes de la cultura popular peruana, a quien seguirán venerando y entregando cariño, siendo los más agradecidos por este reconocimiento sus padres y familiares, los que aún se sorprenden por el revuelo y el efecto que la muerte de su hijo trajo al resto de las personas.