El joven pianista nacional Gustavo Miranda (1991) destacó nítidamente y fue la gran figura del Festival Beethoven, que se realiza este fin de semana en el Teatro Municipal, con la participación de la Orquesta Filarmónica de Santiago y el Coro del Teatro Municipal.

El concierto, sexto de la temporada de abono del Municipal de Santiago, se ofreció con gran éxito la noche del viernes y se repetirá este sábado 18, a las 19 horas en el escenario de calle Agustinas,

Denominada “Beethoven, genio universal”, la programación incluye el Concierto para piano nº 2 en si bemol mayor, Op. 19, la Fantasía para piano, coro y orquesta, Op. 80 y la Sinfonía nº 4 en si bemol mayor, Op. 60, del genio de Bonn.

Han pasado más de dos siglos desde que Ludwig van Beethoven creó las composiciones que lo convirtieron en uno de los músicos más influyentes de la historia, pero su obra sigue tan vigente como antaño. Las tres composiciones ofrecidas fueron del total agrado del público asistente muy bien interpretadas por solistas y orquesta.

El concierto fue dirigido por el maestro israelí Rani Calderón, titular de la Filarmónica y como solista participó Gustavo Miranda, pianista chileno de 21 años que ha deslumbrado con un talento innato y que este año obtendrá el grado de Bachelor de la prestigiosa The Juilliard School de Nueva York.
De talento innato, además de ser un estudioso de la música,

Miranda impresionó por su dominio del teclado y la categoría de su fraseo, más suave y romántico ern el Concierto número dos y más enérgico y demostrativo en la Fantasía, en que fue figura preponderante y lució plenamente al igual que el Coro y seis solistas cantantes, conducidos por el maestro uruguayo Jorge Klastornick, su titular.

La segunda parte del concierto fue dedicada íntegramente a la Sinfonía número 4 en si bemol mayor, opus 60 de Beethoven, con una notable ejecución de la orquesta en pleno y una conducción ejemplar de Calderón, un estudioso y gran admirador del compositor. Los aplausos al finalizar la presentación obligaron a una breve repetición del final del último movimiento (Allegro ma non troppo) de la obra.