Una decena de militantes nacionalistas japoneses desembarcaron este domingo en una isla del archipiélago de las Senkaku cuya soberanía reclama China, constató la AFP.

Hacia las 07.40 horas locales (18.40 de este sábado en Chile), el presidente de la asociación “Gambare Nippon” (Adelante Japón!), Satoru Mizushima, saltó al agua llevando una cuerda y nadó hasta Uotsurijima, principal isla de ese pequeño archipiélago, conocido en China bajo el nombre de Diaoyu.

Los demás nacionalistas japoneses le siguieron y llegaron hasta la costa rocosa usando la misma cuerda. Según miembros de la expedición, se disponían a subir al punto más alto de la isla para plantar la bandera de Japón.

Los nacionalistas llegaron a bordo de una flotilla vigilada por un buque de los guardacostas japoneses, que hizo sonar reiteradas veces su sirena para intentar disuadirlos, junto con llamados a través de altoparlantes: “¡No desembarquen, váyanse de la isla!”

La flotilla de una veintena de embarcaciones había llegado el domingo de madrugada frente a las islas para reafirmar la soberanía de Japón.

La emoción a bordo era palpable. A pesar de la hora, muchos pasajeros estaban despiertos y escrutaban con la mirada la masa imponente de Uotsurijima, a contraluz del sol naciente.

Las embarcaciones que transportan a unas 150 personas -principalmente militantes nacionalistas y legisladores- echaron ancla frente a Uotsurijima.

“Queremos enviar una señal fuerte a China”, dijo a la AFP Eiji Kosaka, un edil de Tokio, antes de desembarcar.

Los barcos fueron amarrados unos a otros para formar una especie de puente que facilitara el desembarque en la isla, donde planeaban hacer un picnic y cantar el himno nacional. A la espera de poder hacerlo, algunos se pusieron a pescar desde los barcos.

La expedición había zarpado la noche del sábado de la isla japonesa de Ishakagi, en el extremo sur de Japón, con dirección al archipiélago de las Senkaku, situado a 200 km de las costas de Taiwán, en el mar de China meridional.

Tensión creciente entre Tokio y Pekín

“Quiero mostrar a la comunidad internacional que estas islas nos pertenecen, está en juego el futuro de Japón”, declaró a la AFP Kenichi Kojima, un representante de la región de Kanagawa, cerca de Tokio.

“Felizmente, la comunidad internacional reconoce globalmente que las islas Senkaku son japonesas, pero creo que gracias a este tipo de expedición se puede sensibilizar lo más posible al resto del mundo acerca del problema”, declaró por su parte Keiko Yamatani, una diputada japonesa.

Pekín había pedido el sábado a Japón “poner fin inmediatamente a toda acción que atente contra la soberanía nacional”. La tensión fue en aumento esta semana a raíz del diferendo por el archipiélago.

El viernes, Japón había expulsado a 14 militantes pro-China que el miércoles había desembarcado en las Senkaku. Habían sido detenidos poco después de desembarcar en un islote donde izaron la bandera china.

Para su acción los activistas pro-China escogieron la fecha simbólica del 15 de agosto, día de la capitulación de Japón en 1945.

Al expulsarlos rápidamente, Tokio parece haber querido evitar una nueva confrontación con Pekín como la de hace dos años, en setiembre de 2012. Las autoridades niponas habían retenido durante dos semanas al comandante chino de un barco de pesca que había chocado contra los guardacostas nipones cerca de las islas en disputa. Tokio lo había finalmente liberado, tras una avalancha de protestas, amenazas y represalias de Pekín.

Fuera de su valor estratégico, el archipiélago sin habitantes presenta un interés económico: las aguas que los rodean son ricas en peces y es posible que haya hidrocarburos en los fondos marinos.

Taiwán, que se había mantenido al margen de la disputa, acusó el sábado a Japón de “ocupar disimuladamente” las islas en disputa. Tokio reconoce a Pekín como único representante de China, pero mantiene relaciones comerciales y culturales estrechas con Taiwán, que fue colonia japonesa entre 1895 y 1945.