El senador estadounidense, John McCain, aspirante republicano a la presidencia en 2008, derrotado entonces por Barack Obama, alabó la elección de Mitt Romney, quien escogió como compañero de fórmula al legislador Paul Ryan, halcón de la disciplina presupuestaria.

“El gobernador Romney y el representante Ryan son un equipo fuerte para devolver a Estados Unidos hacia la prosperidad y defender nuestros intereses en el extranjero”, dijo McCain en un breve comunicado luego que Romney y Ryan pronunciaran un discurso en Norfolk, Virginia (noreste).

“Paul Ryan ha dado pruebas de que está plenamente preparado para hacer frente a los desafíos económicos de la nación, que sólo han empeorado en las últimos cuatro años bajo la administración de Obama-Biden”, dijo McCain.

La elección de McCain de Sarah Palin, entonces una casi desconocida gobernadora de Alaska, fue vista en un principio como un catalizador para los conservadores, pero rápidamente el impulso se volvió en contra cuando surgieron críticas sobre que Palin no estaba preparada para ejercer ese cargo.

Palin cometió una serie de errores ante los medios, mostrándose como poco familiarizada con temas de interés nacional y de política exterior, y se convirtió en un factor importante en la derrota de McCain.