La dura batalla por el control de la ciudad siria de Alepo continuaba este sábado entre soldados y rebeldes, no muy lejos de la frontera con Turquía, donde la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se comprometió a “acelerar” la caída del régimen.

También hubo combates en Damasco y otras ciudades del país, como Idleb (noroeste) y Homs (centro), donde la artillería del ejército bombardeó algunos sectores, indicaron militantes rebeldes y la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En este contexto de violencia, los ministros árabes de Relaciones Exteriores celebran el domingo en Arabia Saudita una “reunión de urgencia” para hablar del conflicto y del sustituto del mediador Kofi Annan, que dimitió la semana pasada por el fracaso de sus esfuerzos para lograr la paz.

En la ciudad de Alepo, en el norte, los combates son intensos desde que el 8 de agosto el ejército de Bashar Al Asad lanzó una ofensiva terrestre contra el barrio de Saladino (suroeste), principal bastión de los rebeldes.

Aviones caza bombardearon varios barrios de la ciudad de otras localidades de la provincia y destruyeron casas, indicó el OSDH.

El ejército afirma que vuelve a tener el control de Saladino, mientras que los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL), formado por desertores y civiles armados, aseguran que llevaron a cabo un “repliegue táctico”, aunque los combates siguen en algunos sectores.

“El ESL consiguió retomar algunas posiciones estratégicas en Saladino”, dijo Abdel Qader Saleh, un comandante del ESL en la región de Alepo. “Los combates son violentos (…) Varios sectores de Alepo están siendo bombardeados”, añadió.

Según el OSDH, el barrio de Al Sukari (sur), cerca de Saladino, también fue bombardeado por el ejército. El régimen afirma que la batalla de Alepo, el centro económico del país, es crucial.

Por otra parte la justicia libanesa acusó al jefe de la seguridad siria, el general Ali Mamluk, y a un coronel sirio de haber preparado atentados en Líbano, según una fuente judicial.

Los dos hombres, igual que el ex ministro libanés Michel Samaha, cercano al régimen de Damasco y que fue detenido el jueves, están acusados de formar un grupo para “provocar matanzas interconfesionales y actos terroristas”, según la misma fuente.

“Romper los lazos entre Hezbolá, Siria e Irán”

En Damasco seguían los combates en Tadamun (sur), el barrio del que el ejército dijo haber retomado el control hace una semana, indicaron el OSDH y activistas. También se oyeron tiros y explosiones de cohetes en otros barrios de la ciudad.

La agencia oficial Sana afirmó que “una banda terrorista armada hizo estallar una bomba en Marjé”, en el centro, “y abrió fuego indiscriminadamente para provocar el pánico de los civiles”. Según la agencia “las autoridades competentes detuvieron a la banda”.

Sin embargo, un rebelde aseguró que la explosión fue provocada por el lanzamiento de un cohete del ESL contra un convoy de seguridad cerca del puente Victoria, al que siguieron combates durante 15 minutos.

El ejército también bombardeó varias localidades de la provincia de Damasco, de donde los habitantes ya están huyendo, según el OSDH. También hubo bombardeos contra barrios rebeldes en Deir Ezor (este), Idleb y Homs.

Al menos 51 personas (31 civiles, nueve soldados y 11 rebeldes) murieron en todo el país el sábado, según un balance provisional del OSDH.

En casi 17 meses de revuelta contra el régimen de Asad murieron 21.000 personas, según esta ONG con sede en Gran Bretaña.

En Estambul, Hillary Clinton se comprometió este sábado a “acelerar el final de la efusión de sangre y del régimen Asad” en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo turco, Ahmet Davutoglu.

“Continuamos aumentando la presión del exterior. Ayer anunciamos en Washington sanciones para exponer y romper los lazos entre Irán, el Hezbolá y Siria que prolongan la vida del régimen Asad”, añadió.

Clinton estaba en Turquía tras una gira por varios de África y ya partió de regreso a Estados Unidos.

Estados Unidos acusó el viernes al movimiento libanés Hezbolá de tener un “papel central” en la represión en Siria.

Tanto Turquía como Estados Unidos apoyan a la oposición siria y reclaman una transición política que incluya la salida de Asad.

Por su parte fuentes diplomáticas indicaron que el jefe de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quiere que la ONU mantenga su “presencia” en Siria tras el final del mandato de sus observadores, sobre todo para apoyar los esfuerzos de mediación del sucesor de Kofi Annan.