La ignorancia de Concepción sobre su valor patrimonial es evidente. Ruinas desmoronadas y faltas de atención de erigen en medio de la ciudad.

Caminando por Concepción basta pasar por la calle Heras, entre Caupolicán y Rengo, para quedar frente a frente a una realidad increíble.

Aún se conserva la amplia escalera y los espacios dispuestos para maceteros y arreglos, aún está, en medio del gris y del verde del Cerro Amarillo, junto al Liceo Juan Martínez de Rozas, parte de lo que alguna vez brilló en el lugar.

Éste es su pasado y también su opaco presente en la siguiente crónica de Cristián Valdebenito: