Luego de un año de arduo trabajo, seis jóvenes internos del Centro de Detención Preventiva de Puente Alto, lograron graduarse del programa “Liberando talento”, desarrollado por el Consejo de la Cultura, que busca contribuir a la reintegración social de los reclusos a través de la música.

La iniciativa “Liberando Talento” fue diseñada por un equipo multidisciplinario de profesionales del Programa Escuelas de Rock, del Consejo de la Cultura, y co-ejecutado con la Corporación Cultural Balmaceda Arte Joven y el equipo Psicosocial de la Sección Juvenil del Centro de Detención Preventiva de Puente Alto.

Este proyecto fue focalizado en este recinto penal mediante una alianza público – privada con el Ministerio de Justicia, a través de Gendarmería de Chile, y gracias a la Ley de Donaciones Culturales.

El taller contempló talleres musicales y actividades de extensión musical con destacadas figuras de la escena local como Florcita Motuda, Keko Yoma, Andrés Araya, entre otras.

La banda “Locos por el rock” está conformada por Víctor Castro, 22 años (vocalista); Luis Martínez, 23 años (baterista); José Luis Pérez, 22 años (guitarrista y vocalista); Axel Díaz, 22 años (percusionista y corista); Joseph Mella, 24 años (rapero y percusionista); Camilo Yáñez, 19 años (bajista).

El Ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, destacó el espíritu de superación de estos jóvenes privados de libertad, que agrupados en la banda “Locos por el rock”, realizaron una impecable presentación en la que dieron a conocer el resultado de su aprendizaje. “Hoy nos encontramos especialmente orgullosos debido al éxito de nuestro programa piloto “Liberando talento”. La presentación de estos jóvenes es la demostración elocuente de lo que puede lograrse al producir espacios para la creación, la libre expresión y el desarrollo de talentos, tanto en forma individual como en colaboración”.

Luego de presenciar la puesta en escena de “Locos por el Rock”, el Secretario de Estado recalcó el poder transformador del arte. “En el Consejo de la Cultura tenemos la convicción de que el arte transforma, nos mejora, nos hace más humanos, nos abre nuevos horizontes, nos acerca a lo trascendente, permitiendo que el espíritu encuentre alivio, consuelo y también una posibilidad de redención”.