El metro de Buenos Aires, el más antiguo de América Latina (1913), seguía paralizado el jueves por sexto día consecutivo por una huelga que afecta a un millón de malhumorados pasajeros, mientras una jueza ordenó a la alcaldía capitalina iniciar negociaciones con el sindicato.

La jueza capitalina Patricia López Pereyra llamó este jueves al gobierno de la ciudad a reunirse por primera vez desde que comenzó el conflicto con el sindicato del sector,proveniente de la izquerda, que nuclea a unos 2.500 trabajadores, y con la empresa privada Metrovías, operadora de las siete líneas del metro.

“Ordené a la Subsecretaría de Trabajo (de Buenos Aires) que conforme una mesa de negociación con los representantes de los trabajadores del subte (metro) y de la empresa Metrovías a efectos de que sea un modo de sentar a ambas partes” a negociar, dijo la jueza en declaraciones a la radio Vorterix.

Los trabajadores, que reclaman un aumento salarial del 28%, expresaron su acuerdo con el fallo porque, según dijo el dirigente Enrique Rossito, “lo que reclamamos es jurisdicción y competencia para resolver la paritaria (negociación salarial), y esta es una de la salidas más rápidas”.

En tanto, el centro de la capital argentina y otros sitios de alta concentración volvieron a desbordarse este jueves con prolongados atolladeros de tránsito y largas filas en las paradas de los autobuses que transitaban atiborrados de pasajeros, constató la AFP.

Muchos otros residentes de la capital se resignaban a hacer extensas caminatas o en gran número optaron por la bicicleta, el medio de transporte más rápido en estos días en Buenos Aires.

La protesta se produce en medio de un conflicto político entre el gobierno de Cristina Kirchner y el alcalde capitalino Mauricio Macri (derecha), líder opositor y aspirante presidencial en 2015, que incluye la administración de las siete líneas del metro de Buenos Aires, de 56,7 km de extensión.