El tiroteo en un templo sij en Wisconsin (norte de Estados Unidos), que dejó el domingo siete muertes el domingo, fue “horrible”, manifestó la Casa Blanca este lunes, pero esta masacre no motivará que la administración tome nuevas medidas sobre el control de armas.

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reiteró que la posición del presidente Barack Obama es asegurarse que aquellos no legalmente autorizados a tener armas no puedan acceder a ellas, a la vez que salvaguardar el derecho constitucional a portar armas.

“El presidente ha formado su óptica llana sobre este tema: está a favor de medidas con sentido común que protejan (…) el derecho muy importante de los ciudadanos estadounidenses de la Segunda Enmienda (de la Constitución), pero hacerlo cada vez más difícil para aquellos que no deben tener armas bajo la ley existente”, dijo Carney.

El portavoz del gobierno acusó al Congreso -dominado por los republicanos- de no hacer lo suficiente para asegurar que las armas no puedan ser obtenidas legalmente, y dijo que Obama apoyará cualquier nueva prohibición sobre armas de asalto y evaluará cualquier otra legislación de control de armas que surja.

“No hay duda que ha habido reticencias en el Congreso para actuar sobre estos temas”, concluyó Carney.

La policía buscaba el lunes los motivos que llevaron a un hombre a abrir fuego el domingo en un templo sij de Wisconsin, en el que murieron seis personas, antes de ser abatido por la policía, siendo la segunda masacre que vive el país en 15 días.

El presunto autor, identificado como Wade Michael Page, era un hombre blanco de 40 años y exsoldado especializado en operaciones psicológicas del ejército estadounidense.