Agustín Riveros, el padre de la triatleta, es el artífice de su carrera. Hace un tiempo conmovió a la comunidad deportiva con una carta llena de amor que escribió mientras su hija ganaba un mundial.

Cuando pequeña la motivaba diciéndole que no almorzaría si no corría.

Hoy recuerda con cariño y reflexiona sobre la actuación de Bárbara en Londres 2012, que también los deja con sabor a poco a ellos como familia y equipo.