Mano Menezes, el DT del Brasil clasificado a cuartos de final del fútbol olímpico, sabe mejor que nadie que sólo una llave de oro en Londres-2012 le abre el camino rumbo al Mundial-2014.

Luis Antonio Venker de Menezes, nombre completo de este adiestrador y profesor de educación física de 50 años, no quiere ni oir hablar del Mundial Brasil-2014, tema que elude con sus modales señoriales y diplomáticos.

Pero el destino de esta renovada Seleçao y el suyo propio, parecen atados al objetivo de los verdeamarillos de subirse por primera vez a lo alto del podio.

Menezes le ha hecho un regate al asunto, como buen exfutbolista que es (actuó en el Fluminense carioca), al afirmar que “no es momento de pensar en el Mundial”.

“Tampoco pensamos en el oro. Vamos juego a juego (paso a paso). Ahora pensamos en el rival de cuartos (Honduras, este sábado)”, declaró Menezes, en cuya carrera como DT figuran títulos con Gremio de Porto Alegre y Corinthians.

Pero fue un histórico de la ‘canarinha’ e ídolo de los aficionados, el exartillero Romario, quien llamó a las cosas por su nombre al decir que “es justo decir ahora que si Brasil no gana la medalla de oro, tenemos que cambiar de entrenador”.

“Mano Menezes ha sido el seleccionador los últimos dos años y, desgraciadamente, no ha logrado ganar nada en las competiciones en que el equipo participó. Ya se le ha dado la oportunidad y si Brasil falla en ganar la medalla de oro aquí, se tiene que ir”, sostuvo.

Suena tremendista, pero en potencias como Brasil no hay demasiado margen y cada campaña se juega a suerte o verdad, entre la gloria o el fracaso, casi sin medias tintas.

¿Qué ha hecho hasta ahora Menezes?. Su mayor mérito ha sido darle al equipo una identidad futbolística y un orden táctico que no reniega del genio y el tradicional ‘jogo’ bonito brasileño.

Lo dijo con todas las letras Thiago Silva, el capitán y caudillo de esta joven formación Sub-20 reforzada, al señalar que la Seleçao halló en Londres-2012 “su esquema táctico y sabe ahora a qué jugar”.

Mano aceptó el desafío hace casi dos años de tomar el lugar de Dunga, cuyo fracaso en el Mundial Sudáfrica-2010 eliminado por Holanda en cuartos, también tuvo que ver con la pérdida de un estilo de juego que está grabado en el ADN del jugador brasileño.

Antes del viaje a tierra británica, el entrenador reveló que “el ejemplo a seguir por Brasil es España”, para retomar la senda perdida por los pentacampeones. Y el modelo es el FC Barcelona.

No es casualidad que confíe en un jugador como Neymar, la mayoría de cuyos movimientos son más estéticos y excitantes que efectivos, pero al cabo de los 90 minutos, es el hombre que marca la diferencia.

La tarde en que Brasil venció a Belarús 3-1 en Manchester, la superestrella Neymar marcó un gol y sirvió las dos restantes asistencias para llegar a la red.

Menezes cree en la inspiración y la técnica, y por eso valora tanto a Neymar, y relativiza los que critican su individualismo.

Pero también afirmó que “jamás podemos perder un partido por falta de información sobre el adversario. Y el primer partido fue rico en ejemplos de que tenemos que estar atentos”.

En aquel debut, Brasil le ganaba 3-0 a Egipto en Cardiff como en un paseo y terminó en agonía, mirando el reloj y al borde del abismo cuando los egipcios anotaron dos veces y estuvieron al borde la hazaña.

Otra prueba de que no tolera los excesos de los habilidosos fueron los gritos destemplados contra Lucas en medio del partido contra Nueva Zelanda (3-0) que se escuchaban claramente desde las tribunas.

“¡Suelta la bola!”, le reprochaba a voz en cuello y Lucas hacía gestos claros de pedir perdón.

Menezes está buscando equilibrio y predica a sus jugadores para que tengan paciencia frente a rivales que a Brasil se le plantan con ocho defensores.

Hasta ahora lleva puntaje perfecto de nueve puntos en tres partidos. Y ahora viene Honduras, la primera prueba de fuego para la Seleçao y Menezes.