Cataluña y Andalucía encabezan una rebelión contra el severo techo de deuda impuesto por el gobierno central español, poniendo su credibilidad en entredicho en un momento complicado en que busca tranquilizar a sus socios europeos a cambio de ayuda para salir de la crisis.

Cataluña y Andalucía “no sólo dinamitan la estrategia de Rajoy para conseguir equilibrar las cuentas, sino que trasladan a los mercados y las instituciones europeas la idea de que los instrumentos del gobierno para alcanzar ese objectivo son ineficaces”, sostiene el diario de centro derecha El Mundo.

El presidente del gobierno, el conservador Mariano Rajoy, que el jueves recibe a su homólogo italiano, Mario Monti, en Madrid está entre la espada y la pared.

Por un lado, por las exigencias de Bruselas, que podría tener que prestar a España más de los 100.000 millones de euros ya acordados para recapitalizar los bancos, y por otro, por las comunidades autónomas, asfixiadas por una cura de austeridad sin precedentes.

Es demasiado, dicen a coro Cataluña, que representa el 18% del PIB nacional, y Andalucía, la más poblada de las 17 comunidades autónomas, que tiene un peso del 13,5% en el PIB español.

Estos dos pesos pesados encabezan la sedición contra las medidas gubernamentales anunciadas el martes para limitar la deuda de las regiones a un 15,1% de su PIB este año y a un 16% en 2013.

Cataluña, presidida por la coalición nacionalista CiU, boicoteó la reunión con el gobierno, y Andalucía, dirigida por la izquierda, la abandonó dando un portazo.

Dos comunidades más pequeñas, Asturias y Canarias, votaron contra las medidas, denunciando los enormes esfuerzos que les ha impuesto el gobierno central.

“Es el cumplimiento de las normas europeas. Exigimos a las CCAA como a nosotros nos exigen en Europa”, subrayó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Porque para poner en orden sus finanzas públicas, España debe imponer obligatoriamente a sus regiones, que gozan de un elevado grado de autonomía, una estricta disciplina presupuestaria.

Solo Cataluña, al borde del colapso financiero y que el martes anunció la suspensión de las subvenciones a organismos sociales, acumulará más de un cuarto de los 160.100 millones de euros de deuda regional prevista por el gobierno en 2012.

Mientras lucha con denuedo para mantener su estatuto de autonomía, Cataluña se resiste, a pesar de sus dificultades, a recurrir al fondo de ayuda de 18.000 millones creado por Madrid, mientras rechaza el techo de 22,81% de deuda impuesto para este año.

Idéntica posición mantiene el presidente socialista de Andalucía, José Antonio Griñán, que pidió a Rajoy que revise el objetivo para su región del 12,07% de deuda para 2012.

“Es una petición desproporcionada cuyo único objetivo es doblegar la voluntad del conjunto de los andaluces”, denunció la consejera andaluza de Economía, Carmen Martínez Aguayo, quien destacó que para su región, el nuevo techo supondría nuevos recortes de 3.000 millones de euros en 2013, en servicios básicos, como sanidad y educación.

“No es posible la insumisión”, dijo el miércoles la secretaria de Estado de Hacienda, Marta Fernández Curras, agitando la amenaza de sanciones.

Porque “la falta de cohesión interna es altamente preocupante para la credibilidad internacional de España en unos momentos transcendentales para su economía y la de la zona euro”, afirmó el diario barcelonés La Vanguardia.

Esta revuelta cae en el peor momento. Mientras los aliados de España abogan ante Alemania para que acepte que el Banco Central Europeo (BCE) compre deuda española e italiana para hacer caer los tipos de interés a los que se financian en los mercados.

Más aun cuando, según los analistas de Renta4, Alemania estaría dispuesta a ayudar a España “disminuyendo la presión de los mercados sobre la deuda, pero a cambio de más ahorro, principalmente en educación y salud”, dos sectores en los que tienen amplias competencias las autonomías y por las que pagaron mucho ya el año pasado.