A dos días de la decisiva cumbre de mandatarios de la Unión Europea, clave para el futuro de la zona euro, las negociaciones se intensificaban este martes ante el creciente nerviosismo de los mercados, que no dan tregua a los países en dificultades, como España o Italia.

Los ministros de Finanzas de las cuatro principales economías europeas (Alemania, Francia, Italia y España) se reunían alejados de los focos en la noche de este martes en París para preparar esta cumbre, enésima cita de la zona euro con su futuro en juego desde el inicio de la crisis de la deuda en Europa en diciembre de 2009.

Y como suele ocurrir en estas reuniones decisvas, los europeos no logran convencer. Tras abrir tímidamente en verde, las Bolsas europeas cerraron en ligera baja o en equilibrio, aunque la Bolsa de Madrid perdió 1,44% tras una caída del 3% la víspera.

Y es que España sigue centrando las preocupaciones. La demanda de ayuda oficial para socorrer a sus bancos no ha impedido que la agencia de calificación financiera Moody’s bajara la nota a 28 entidades españolas. En este contexto de fuertes tensiones, el Estado español captó este martes 3.077 millones de euros a tres y seis meses pagando un rendimiento muy superior al de la última emisión de este tipo, que en algunos casos se ha triplicado.

Otro tanto ha pasado en Italia, donde el Estado emitió 3.900 millones de euros de deuda también a tasas en fuerte alza. Además de España, Bruselas también recibió el pedido de ayuda de Chipre, cuyo sector bancario vive enormes dificultades por su exposición a la deuda griega, convirtiéndole en el quinto país en solicitar ayuda, tras Grecia, Irlanda y Portugal.

El Eurogrupo, integrado por los ministros de Finanzas de la zona euro, tiene previsto analizar estas demandas en una reunión telefónica el miércoles.

“No hay mensaje tranquilizador de Europa. A escasos días de la cumbre europea, las diferencias entre dirigentes europeos hacen temer un peligroso inmovilismo”, dicen los analistas del Crédit Mutuel-CIC.

Para evitar esta situación, las capitales europeas redoblan las iniciativas. El titular francés de Economía, Pierre Moscovici, invitó a sus homólogos alemán, Wolfgang Schauble, italiano Mario Monti (o a su adjunto Vittorio Grilli), y español Luis de Guindos, a París, cuatro días después de la minicumbre de los dirigentes de estas cuatro principales economías de la Eurozona en Roma.

Y es que Alemania, objeto de todas las miradas, sigue convencida de que la mejor manera de combatir la crisis es la austeridad, y se muestra ajena a las demandas de solidaridad de sus socios. “Cuando pienso en la cumbre, lo que me preocupa es que habrá todo tipo de ideas de mutualización de la garantía (de las deudas soberanas) y pocas ideas de control” de las finanzas de los Estados de la zona, declaró el lunes en Berlín la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel.

“Tiene que haber un equilibrio entre garantía mutua y control”, aunque haya que transferir más soberanía a Bruselas, abogó la canciller. Francia, durante mucho tiempo reticente a esa posibilidad, trató el martes de domeñar a Berlín abogando por “compartir soberanía”.

Interrogado sobre la posibilidad de que Bruselas controle los presupuestos nacionales, el ministro francés del Presupuesto, Jérôme Cahuzac, indicó que “es precisamente de esto de lo que se habla, de una solidaridad fiscal en Europa que supone que no sólo el presupuesto de Francia, sino también el de Alemania, Italia, España sean sometidos a un examen del conjunto de nuestros socios”.

“No es ceder soberanía, es compartirla”, precisó. “Alemania y Francia tienen que entenderse (…) Alemania tiene que dejar de fantasear con la inflación (…) y Francia también debe entender que quizá sea en el interés de nuestro país, de Francia, de proceder a compartir soberanía”, prosiguió.

En cualquier caso, el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, propuso el lunes por la noche una hoja de ruta a los europeos para reforzar la integración de la zona euro a través del control creciente de los presupuestos nacionales por Bruselas.

Redactada con la colaboración del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, el Banco Central Europeo, Mario Draghi, y el jefe del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, el documento propone que una “instancia a nivel de la zona euro pueda exigir modificaciones de los presupuestos si estos violan las reglas fiscales”.

El miércoles, el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunirán en París para limar, esperan los mercados, sus divergencias.