Una de las enfermedades que afectan al organismo durante invierno, es la neumonía, cuya incidencia y gravedad se elevan en las edades extremas de la vida, en menores de un año y en mayores de 65 años.

En Chile la tasa de mortalidad de la neumonía en el adulto mayor asciende a 6,6 muertes por cada 1.000 habitantes, mientras que las tasas de hospitalizaciones por esta patología difieren en distintas áreas geográficas.

Sin embargo, desde 1995, los casos fatales han descendido a la mitad en el país.

Así, en el periodo 2011 – 2012 se llegó en cuanto a consultas por esta causa a 0,81%, siendo de mayor magnitud en los mayores de 65 años (2,8%), según datos del ministerio de Salud.

La neumonía es una infección grave del aparato respiratorio, porque afecta a la zona del pulmón, que es indispensable para respirar, expresó la académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello y presidenta de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, doctora Carolina Herrera.

La neumonía del adulto se manifiesta bajo múltiples formas como un cuadro agudo de compromiso del estado general, fiebre, calofríos, tos, expectoración mucopurulenta, dolor torácico y dificultad respiratoria de magnitud variable.

La doctora Herrera dijo que la población más vulnerable la constituyen cuatro grupos bien definidos: los lactantes y niños menores de dos años; los pacientes con enfermedades crónicas, a saber, diabetes, hipertensión, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) y asma; las embarazadas y los adultos mayores de 65 años.

Respecto a las complicaciones de esta patología, la especialista subrayó que puede provocar insuficiencia respiratoria aguda.

“Esto significa que el organismo no es capaz de recibir el oxigeno del aire ambiente y, por lo tanto, el paciente va a requerir oxigeno suplementario”, dijo.

La doctora Herrera expresó que existen algunas medidas básicas para prevenir esta enfermedad, como también otras patologías respiratorias, como dejar de fumar, ya que este hábito aumenta las probabilidades de que se contraiga neumonía.

Además, evitar el contacto con las personas que tienen infecciones del tracto respiratorio, como resfriados e influenza (gripe), porque se podría desarrollar neumonía después de estos tipos de infecciones.