El trío británico Portishead, formado en el año 1991 bajo la premisa de “crear y destruir” la década de los noventa, realizará un espectáculo en Barcelona (España), escogiendo “a dedo” a bandas para complementar su talento innato y mostrar un poco más del místico Portishead que, a veces, sólo se dejó ver “entre sombras” durante estas dos últimas décadas.

En una entrevista conferida al periódico español El País

Utley, declara que los tres confían de manera unísona en su música y proyección a su público; y afirma que, aunque en ciertas ocasiones permanezcan separados, la banda es uniforme y las decisiones de cada uno son sumamente respetadas.

Asimismo, mantiene la "regla del repudio" hacia esas bandas que copian lo obvio y no profundizan en la esencia que marcan grupos como Portishead. Quizás, de ahí el secreto, conjugado con su estado acérrimo a aquellos que contienen algo intrínseco, y que, siempre van algo más allá de lo que el público espera de ellos.

Recurriendo al tópico, con el riesgo ellos sí ganaron, si nos referimos a su disco Third. Se lanzaron a la piscina con esta “provocación”, y los resultados en este mundo cambiante y envolvente fueron realmente fructíferos. Cuando la discográfica escuchó el comienzo silencioso del disco, le añadió una dosis de inseguridad al grupo. Sin embargo, no estaban en lo cierto: “de tremendo caos, nació la vida perenne de un disco”.

En lo que se refiere a la musa del grupo y único integrante femenino, Beth Gibbons, su compañero “suspira” para encontrar una buena definición. La “hermética” Beth ha sido la causante de pérdidas de fotos, portadas… y un sinfín de acontecimientos mediáticos donde la dama nunca quiso estar presente. Sus acompañantes, siempre respetaron su decisión hasta el final. Y de esta forma, Portishead confiesa subirse a un escenario y tener esa satisfacción y, ser conscientes “como quien no quiere la cosa”, de que saldrán en los mejores libros de la historia del rock mundial.