El ex presidente egipcio Hosni Mubarak se encontraba el miércoles en estado de coma, mientras aumentaban las tensiones en el país en torno al próximo jefe del Estado, tras una elección cuyo resultado es aún incierto e intentos de los militares para reafirmar su poder.

El derrocado presidente, de 84 años, que el martes en la noche fue llevado de una prisión al hospital militar del sur de El Cairo, se encuentra en coma y debió ser colocado bajo asistencia respiratoria, indicaron en la noche a la AFP fuentes militares y médicas.

“No está clínicamente muerto” como lo había anunciado antes la agencia oficial MENA, declaró una fuente médica. “Los médicos tratan de reanimarlo y fue puesto bajo asistencia respiratoria”, según la fuente.

La televisión estatal indicó durante la noche que “pronto” sería difundido un comunicado oficial sobre la salud del ex presidente, pero cerca del mediodía aún no había sido publicado.

Anteriormente, Mubarak fue trasladado de un sector con instalaciones médicas en la prisión de Tora, al sur de El Cairo, hacia el hospital militar de Maadi, luego de un ataque cerebral, según MENA.

La salud de Mubarak habría comenzado a deteriorarse después de ser encarcelado. Fuentes de la seguridad dieron cuenta de una depresión aguda, de dificultades para respirar e hipertensión.

Su familia había solicitado su traslado a un hospital como era el caso antes de que el 2 de junio fuese condenado a prisión perpetua por la muerte de manifestantes durante la revuelta de enero y febrero de 2011 que lo llevó a la demisión.

Las informaciones sobre una degradación de su salud se dan en un clima de tensión y de incertidumbres sobre el próximo jefe del Estado, luego de los comicios presidenciales que culminaron el domingo.