España, en el ojo del huracán de la zona euro, se dispone a pedir oficialmente la ayuda para sus bancos, sin lograr borrar las preocupaciones sobre un rescate global de su economía, un escenario extremo, cuya factura alcanzaría varios cientos de miles de millones de euros.

“España no ha sido rescatada porque no necesita ser rescatada”, aseguró este miércoles el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, llamando a la calma tras el apoyo que España recibió la víspera de parte de los países del G20, en su cumbre de México.

“De una crisis como la que estamos viviendo saldremos reforzando Europa, saldremos reforzando al euro”, dijo el ministro ante los diputados.

Pero, la incertidumbre en los mercados, que están imponiendo a España unas tasas alarmantes que el lunes superaron el 7% para financiarse a largo plazo, ha hecho resurgir inevitablemente el espectro del rescate para la cuarta economía de la zona euro.

Tras haber pagado el martes unas tasas muy elevadas a medio plazo, Madrid volverá el jueves al mercado de la deuda para captar de 1.000 a 2.000 millones de euros.

Ante la amenaza de la crisis de la deuda a España, los países de la zona euro dieron una primera respuesta el 9 de junio con un acuerdo para conceder una ayuda de hasta 100.000 millones de euros para sanear su sector bancario, asfixiado por su exposición a la construcción.

Este acuerdo de principio no ha bastado para traer tranquilidad, mientras que Madrid, presionado en la reunión del G20 para que concrete su petición de ayuda, espera la publicación de dos auditorías de sus bancos para hacerlo.

“La falta de detalles (sobre el plan de ayuda) ha sido perjudicial”, destacaba este miércoles un diplomático europeo en Bruselas.