Miami Heat está a un triunfo de conquistar su primer título de la NBA en la era de los ‘Tres Reyes’, LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, pero este jueves tendrá que jugar a un nivel superior para evitar naufragios como el del pasado año ante Dallas Mavericks.

Luego de perder la semana pasada en Oklahoma City el partido inicial de la serie ante el Thunder, Miami se levantó de sus cenizas y ha ganado tres juegos consecutivos para poner al borde del nocáut a sus rivales y colocarse a un paso de conquistar su primer campeonato desde el 2006.

Empero, todo el mundo en el Heat, desde el gerente Pat Riley hasta el más humilde mozo de los vestidores, sabe que el fantasma de lo ocurrido el pasado año ronda sobre la franquicia.

La pasada final, Miami abrió ganando la serie en su patio 2-1. Se fue a Dallas y sacó un empate 1-1 para regresar a su American Airlanes Arena y ver como los Mavs le humillaban delante de su público, ganando el sexto encuentro para conquistar el campeonato.

En ese último choque su superetrella LeBron James fue ampliamente criticado por casi desaparecer de la cancha.

Ahora las cosas son diferentes. LeBron dice ser más maduro y haberse acoplado plenamente al juego del Heat, y el equipo asegura en pleno que la experiencia del pasado año le sirve de alerta para éste.

James se ha echado al Heat al hombro cargándolo en los momentos difíciles de esta serie para asegurarse su primer trofeo al Jugador Más Valioso de la final (MVP por sus siglas en inglés), que colocaría junto a los tres que ya tiene de la temporada regular…si Miami gana el jueves el partido decisivo.

El problema del Heat es que LeBron está ‘tocado’ por el agotamiento de tanto esfuerzo, y ello se vio reflejado en los calambres en las piernas que le sacaron del último partido el martes, teniendo que ver desde la banca como sus compañeros aguantaban una embestida final del Thunder para ganar 104-98.

“Yo sabía que probablemente no iba a ser capaz de terminar el juego”, dijo James al terminar el partido del martes. “Sabía que no estaba lesionado, que sólo eran calambres. Los he tenido antes. Traté de caminar pero mis piernas no me dejaban mover”.

“Desde ahora y hasta el quinto partido sólo voy a tratar de rehidratarme. Voy a estar listo para el quinto juego. Espero poder mantenerme hidratado y que no vuelva a suceder”, ratificó James.

Además de la rezar por la recuperación de su estrella, el Heat y todos sus seguidores deben conjurar las conocidas reacciones de Oklahoma City, para que no les pase lo mismo que a los veteranos de San Antonio Spurs.

El Thunder perdió los dos primeros partidos ante los Spurs y luego levantó cabeza para barrer los siguientes cuatro, llevándose su primer título de la Conferencia Oeste y el boleto a su primera final de la NBA.

El problema de los Spurs es que se quedaron sin piernas para aguantar los fulminantes contragolpes de Kevin Durant, Russell Westbrook y demás ‘rayos’ de Oklahoma City, y Miami Heat podría verse en ese espejo.

Con Dwyane Wade y Chris Bosh jugando a menos capacidad que la final pasada, debido al cansancio y lesiones, el Heat debería asegurar por lo que valen las piernas de LeBron.