El presidente ruso, Vladimir Putin, defendió este martes su política de no intervención en Siria al afirmar que los extranjeros no tienen derecho a interferir en otros países y a decidir quién gobierna en ellos.

“Consideramos que nadie tiene el derecho de decidir por otras naciones quién debería estar en el poder y quién no”, declaró Putin a la prensa al término de la cumbre del G20 que se celebró el lunes y el martes en el balneario mexicano de Los Cabos (noroeste).

“Lo importante no es cambiar de régimen, sino que después del cambio de régimen, que debería ser conforme a la Constitución, la violencia se detenga y llegue la paz al país”, argumentó.

El mandatario ruso sostuvo que todas las partes deberían antes sentarse juntas y buscar una solución. “No como en algunos países del norte de África en los que la violencia continúa incluso después del cambio de régimen”, agregó, en una velada referencia al violento conflicto en Libia como resultado de la expulsión con el apoyo de la OTAN del dictador Muamar Gadafi.

Estas declaraciones de Putin se producen un día después de que emitiera un comunicado conjunto con su par estadounidense, Barack Obama, en el que pedían el fin “inmediato” de la violencia en Siria.

“Para acabar con el baño de sangre en Siria pedimos el fin inmediato de toda violencia”, decía la declaración acordada en una reunión en el marco de la cumbre del G20.

Estados Unidos ha manifestado su frustración por el bloqueo por parte de Rusia de medidas contra el régimen del presidente sirio Bashar al Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.