España tuvo que pagar un interés en muy fuerte alza el martes para colocar más de 3.000 millones de euros en deuda a medio plazo, en un momento en que el país, objeto de un rescate europeo para su banca, centra de nuevo la tempestad en la Eurozona tras la elección en Grecia.

La cuarta economía de la zona euro emitió 3.040 millones de euros en letras del Tesoro a 12 y 18 meses, pero los intereses fueron muy superiores a los de la última emisión similar, el 14 de mayo: 5,074% a 12 meses (frente a 2,985%) y 5,107% a 18 meses (frente a 3,302%).

Era la primera cita de España con el mercado de deuda tras el anuncio, el 9 de junio, de un rescate europeo para sus bancos que podría alcanzar los 100.000 millones de euros (unos 125.000 millones de dólares).

Esta disparada de los intereses era de esperar dado que los inversores -que ya dejaron atrás el problema griego pese a que aún no esté resuelto- siguen impacientes por conocer el monto definitivo y las modalidades que el Eurogrupo deberá prestar a España.

“El rescate de la banca española, o mejor dicho, la falta de concreción del rescate a la banca española, está empezando a pesar demasiado sobre los hombros del Estado y eso se ha trasladado a los mercados de renta fija junto con el temor al efecto contagio de esta interminable crisis de deuda”, señala Amilcar Barrios Villonga, responsable de cartera de la firma de corretaje Tressis.

“Hasta que no se aclaren los términos del rescate, para lo que es necesario conocer el importe del mismo, los mercados de bonos no se relajarán”, agregan los analistas de Link Securities.

Sobre todo dado que la situación del sector bancario, fragilizado desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, parece empeorar rápidamente. El lunes, el Banco de España informó que casi un préstamo de cada diez (8,72%) es considerado dudoso, es decir con fuerte riesgo de no ser devuelto.

Si Madrid pide la totalidad del paquete disponible su deuda pública aumentará inmediatamente diez puntos porcentuales, rozando a finales de año el 90% del PIB, una cifra que vuelve preocupantes los actuales tipo de interés.

Los bonos del Tesoro español a diez años, que el lunes superaron por primera vez la barrera simbólica del 7% en el mercado secundario, seguían el martes por encima de ese nivel considerado insostenible a largo plazo, en 7,003%.

“Es evidente que estos tipos de interés son prohibitivos para cualquier país para financiarse a largo plazo pero esperemos que estas tensiones se vayan calmando a medida que se vayan disipando las incertidumbres que existen en los mercados sobre por ejemplo cómo va a ser el rescate bancario español”, declaró el portavoz del comisario europeo de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, a ABC Punto Radio.

Dos auditorías encargadas a los gabinetes alemán Roland Berger y estadounidense Oliver Wyman, cuyo resultado se espera el jueves a más tardar, serán esenciales para determinar el capital que necesitan los bancos españoles.

El diario conservador El Mundo explicaba el martes, citando a fuentes cercanas a ambas firmas, que cada gabinete realiza su auditoría de forma independiente y que el jueves se comunicarán dos cifras por separado.

A miles de kilómetros de Madrid, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y su ministro de Economía, Luis de Guindos, intentaban el martes tranquilizar a sus socios sobre la solvencia de España en la cumbre del G20 en Los Cabos (México), que iba a emitir una declaración conjunta de los dirigentes reflejando su preocupación por la economía mundial.

Pero esto no será suficiente para restablecer la calma, consideran los analistas de la firma española Renta4. “El mercado está a la espera de que el BCE intervenga apoyando a la deuda pública periférica”, como las de España e Italia, señalan.

Esa intervención, reclamada ya públicamente por Rajoy, fue pedida de nuevo el lunes por su ministro de Hacienda, Critóbal Montoro, en el Senado.

“El BCE debe responder con toda firmeza, con toda fiabilidad, a esos mercados que todavía intentan obstaculizar el desarrollo del proyecto común del euro”, afirmó.

De momento, España se enfrenta a un nuevo test el jueves, con otra emisión de deuda en la que tratará de colocar hasta 2.000 millones de euros a dos, tres y cinco años.