Luego de vencer en el primer partido de la final de la NBA, con su conocida receta de remontar marcadores, Oklahoma City Thunder ha perdido los siguientes dos juegos al caer en la telaraña del Miami Heat, mezcla de juego agresivo, cerrada defensa y mejor anticipación.

El equipo de Oklahoma City no pudo sacarle provecho a su condición de local en los dos primeros encuentros, y aunque abrió ganando el primero 105-94, cayó en el segundo 100-96 cuando el Heat aguantó para mantenerse a flote en una de las famosas remontadas del Thunder.

La serie se trasladó después a Miami, donde el conjunto de los Tres Superamigos -LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh- acudió a una cerrada defensa colectiva y buena puntería en tiros libres para llevarse el triunfo 91-85 la noche del domingo, y colocarse con ventaja de 2-1 en la final.

“Fue un partido intenso, donde dejamos ir la oportunidad de ganar al fallar tiros libres claves en el último cuarto. Ellos también tuvieron buena defensa y fueron agresivos en el último tramo”, aceptó el técnico del Thunder, Scott Brooks, al terminar el entrenamiento de este lunes.

En vísperas del cuarto juego, y en conocimiento de lo vital que resulta conseguir el triunfo el martes, Brooks le da aliento a sus muchachos.

“Pese a la derrota, creo hicimos algunas cosas buenas, pero debemos corregir otras, como mejorar nuestra efectividad en tiros libres”, declaró. “Normalmente, lideramos la Liga en porcentaje de tiros libres, pero anoche fallamos mucho y perdimos el balón en la segunda mitad demasiadas veces”, añadió Brooks.

En su derrota, Thunder encestó 15 de 24 tiros de penalidad y su astro Kevin Durant 2 de 4 en todo el partido, todos en el último cuarto.

Otro aspecto flojo del Thunder han sido los triples, con pobre eficiencia en los tres partidos de 18 canastas en 61 intentos, mientras Miami ha encestado 18 de 46.

Once de los ‘bombazos’ del Heat han sido firmado por Shane Battier, que en su primera final de campeonato se ha vuelto imprescindible en el esquema del técnico Erick Spoelstra.

Battier se ha convertido en la tercera opción ofensiva del Heat, con 14,3 puntos por juego, detrás de LeBron (30,3) y Wade (22,7), y por delante de Bosh (12).

“Es una experiencia tremenda esta final”, reconoció Battier. “Trato de aportar al máximo y buscar espacio para mis tiros, pero mis compañeros han hecho un gran trabajo haciéndome llegar la bola”.

En un duelo entre dos equipos que mejor corren el terreno en la Liga, el callado jugador del Heat recuerda con sus disparos a dos grandes especialistas en estos lances: Robert Horry y Derek Fisher.

El veterano Fisher, con sus 37 años a cuestas, poco ha podido aportar al Thunder para sacarse la telaraña del Heat, porque él mismo ha quedado atrapado en las redes de un juego de mucho físico.

Por momentos se la ha visto con su brillo de antaño al encestar triples incómodos, pero los cierto es que el Thunder sacrifica velocidad en ambos lados de la cancha cuando el ‘Pescador’ está en la duela.

Es tanta la presión, que en los tres partidos ambos equipos han cometido 75 pérdidas de balones, 40 de ellas para el Heat.

Otros dos elementos que el Heat incorporó a su arsenal tras el naufragio del primer juego fue atacar con más insistencia al canasto, en busca de colocar a los hombres fuertes de Thunder en situación crítica con las faltas, y plantear una doble y hasta triple defensa a Durant, líder anotador de las últimas tres temporadas y con promedio de 31 puntos por juego en esta serie.

Sólo así se explica que el Heat haya podido ganar el tercer partido, teniendo una baja efectividad de 37,8% en sus tiros de campo.

“Hemos hecho ajustes, y seguiremos haciéndolo. Se trata de una serie dura donde cada quien pelea con las armas que tiene”, apuntó Spoelstra.