Cientos de bomberos luchaban contra un incendio rural cerca de Atenas el domingo mientras Grecia, afectada por una grave recesión, llevaba a cabo elecciones legislativas que decidirán su futuro económico.

Según la prefectura de Atenas, las operaciones de voto se desarrollaban normalmente en la zona, a pesar de varios retrasos en la apertura de la oficinas de voto señalados durante la mañana.

Unos 260 bomberos, respaldados por 115 vehículos y tres aviones, se esforzaban por contener las llamas que estallaron en varios frentes el sábado, quemando muchas casas de vacaciones e hiriendo a tres bomberos.

Dos aviones italianos llegaron como refuerzo en la mañana, en tanto las autoridades griegas esperaban una respuesta de Croacia y de Francia a la demanda de apoyo aéreo que hicieron en la noche, indicaron los bomberos.

Los bomberos concentraban sus esfuerzos en dos frentes alrededor de Atenas.

Uno, que se declaró poco antes del mediodía cerca del poblado agrícola de Koropi, afectaba arbustos y bosques sin que por el momento amenazara sectores habitacionales.

El otro, más preocupantes, atizado por vientos de hasta 70 Km/h, había comenzado el sábado de la localidad de Karatea, en el suburbio balnerio del sur.

El sábado, un incendio en Pallini, un suburbio de Atenas densamente poblado, causó daños en una fábrica y una escuela hasta que los bomberos lograron controlarlo.

Los casos de heridas tuvieron lugar en el peor siniestro, que se produjo entre las ciudades de Keratea y Palaia Fokaia, a unos 40 km al sureste de Atenas.

El domingo, las llamas se dirigían hacia la ciudad de Lavrio, sobre la costa.

Cuatro personas fueron detenidas, acusadas de haber provocado el siniestro por negligencia efectuando trabajos de soldadura a pesar de las consignas de la protección civil, y debía ser puestas a disposición de la justicia.

Los bomberos debieron también enfrentar un comienzo de incendio en el Peloponeso, cerca de Corinto, hasta donde fueron enviados dos aviones.

El avance del fuego fue contenido alrededor de Marathon y Kalamos, en el norte de la región del Atenas, donde poblaciones y residencias secundarias habían estado en peligro el sábado.