Treinta y dos personas murieron este sábado en dos atentados en el noroeste de Pakistán, bastión de los rebeldes talibanes y de sus aliados de Al Qaida, según la policía y responsables locales.

En un primer atentado, 25 personas, entre ellas tres niños, murieron al estallar un coche bomba en el principal mercado de Landi Kotal, en el distrito tribal de Jyber, fronterizo con Afganistán, precisaron responsables locales.

Más tarde, seis agentes y un civil murieron en la ciudad de Kohat, también en el noroeste de Pakistán, víctimas de una bomba colocada junto a una carretera, que tenía por objetivo una camioneta de la policía.

“La camioneta de policía estaba haciendo una patrulla de rutina en la ciudad. Seis agentes que iban en la camioneta murieron”, dijo un oficial de policía, Safazle Naeem, añadiendo que la explosión mató también a un transeúnte.

“Fue un acto terrorista”, añadió Naeem, acusando a los islamistas paquistaníes.

Los atentados no fueron reivindicados, pero se sospecha de los insurgentes islamistas, que ya realizaron varios ataques en la zona.

En los últimos cinco años, los ataques atribuidos a los insurgentes mataron a más de 5.000 personas, según un recuento de la AFP.