La depresión, trastorno del ánimo caracterizado por un estado de abatimiento e infelicidad, es un padecimiento que afecta a miles de personas a nivel mundial. En este sentido, el apoyo de los familiares y seres queridos es primordial para el paciente… siempre, que se sepa qué hacer y qué decir.

Así lo postularon los psiquiatras españoles Javier García Campayo y Miguel Alfonso García Escudero, en el marco del curso “Habilidades Diagnósticas y Terapéuticas: El paciente depresivo en Atención Primaria”, quienes hicieron hincapié en cómo colaborar desde afuera cuando un cercano se ve afectado por este trastorno.

Al respecto, los especialistas indicaron que lo peor que se le puede decir a una persona que está pasando por un período depresivo es “tienes que poner de tu parte y animarte”.

Pese a que es una frase que, generalmente, la gente usa para animar a una persona cuando está decaída, García Campayo y García Escudero explican que, lejos de hacerlos sentir mejor, este tipo de comentarios provocan que los afectados sientan impotencia, que experimenten una disminución de la autoestima y que tengan sentimientos de fracaso.

En este sentido, se explicó que decirle a una persona con depresión que se anime es como enviar a alguien “sin preparación, a realizar un examen difícil. Lo más normal es que fracase. Y esto generará aún más dudas, y menor empuje para salir del pozo”, consignó Yahoo!.

Si se quiere ayudar, advierten los psiquiatras, la mejor forma es efectuar lo que en medicina y psicología se conoce como la “escucha activa” de la psicoterapia, es decir, ponernos delante del afectado, dejarlo hablar y argumentar, mientras nosotros escuchamos, entendemos y, sobre todo, reflejamos a través de gestos que estamos oyendo -por ejemplo, al asentir de vez en cuando o poner caras de sorpresa-.

Asimismo, García Campayo y García Escudero indicaron que otro importante punto es empatizar con la persona, ponerse en su lugar y centrarse en ésta.

Por último, indicaron que además debe demostrársele que estás a su lado pero no de una forma sobreprotectora ni paternalista, ya que ambas actitudes pueden dificultar el proceso de restitución del ánimo.