La Electronic Entertainment Expo (E3) es una de las ferias más icónicas dentro de la cultura Gamer, ya que reúne a desarrolladores, distribuidores, a prensa especializada y también a blogs. Todo para sentirle el pulso a la industria de videojuegos año a año.

La E3 era la sustancia primordial para saber que sucedía con este medio de entrenemiento en una era “pre internet”. Se lanzaban títulos, se anunciaban nuevas tecnologías y, poco a poco, se generó un espacio en donde las compañías dieron los primeros atisbos de títulos o consolas que luego serían icónicos.

Actualmente la E3 es más una tradición que una necesidad. Pensemos actualmente en un mundo hiperconectado en donde hasta el blog más modesto puede cubrir las últimas innovaciones en el ámbito de los videojuegos, sin siquiera colocar pie en Silicon Valley. Hoy por hoy no es necesario estar una feria empresarial para anunciar una nueva franquicia y o una nueva consola. Basta un tweet, un anuncio en Facebook o bien otra convención para hacer llegar esa información (Comicon, Game Developers Conference, Blizzcon, etcétera).

E3 es un espacio que da pedigree a las marcas, pero no es la única opción de brillar. Se ganan ciertas “medallas” de quien hizo su mejor presentación, o quien hizo menos el ridículo con algunos productos que no tienen mucho impacto real, ya sea por su aplicación o excesivo precio.

Pasa también que quienes cubren el E3 crecieron leyendo de esta feria en revistas del sector y en cierta forma llevan la antorcha de esta tradición. Nostalgia aparte, si vemos el punto principal de esta convención notamos que es una “venta de aceite de serpientes”, en donde se habla de cifras y productos que muchas veces no salen al mercado o son cambiados completamente. También pasa que se presentan versiones incompletas o lisa y llanamente por estar en la E3 como cuando se anunció la Nintendo Wii con demos corriendo bajo una GameCube.

Sobre la relevancia del E3 como marca y significado, está claro que está lejos de desaparecer, pero en cierta forma es más fachada que otra cosa. Una vez que la industria de videojuegos lanza productos por miles de vías, los desarrolladores independientes le sacan cada vez más jugo a las redes sociales y las marcas tienen cada vez más contacto con la comunidad (ahora que las escuchen, es otra cosa).

Da para pensar si realmente al momento de comprar una consola o un juego nos preocupa como salió en el último E3. Mal que mal, Microsoft, Sony y Nintendo han hecho presentaciones anodinas en las últimas versiones… pero se ven bastante saludables en el mercado nacional.

Mike Haggar
Participó en el podcast de videojuegos, cine y TV “Procesador”. Preocupado de estos tipos de entretenimiento desde el amateurismo… por ahora.