La destrucción de murciélagos vampiros como medida para luchar contra la propagación de la rabia, una enfermedad muy frecuente en Sudamérica, no reduce el riesgo de exposición al virus y puede ser contraproductiva, indicó un estudio realizado en Perú.

La rabia es un problema grave en varios países de América del Sur, donde además de ser un peligro para el hombre también provoca la muerte de miles de cabezas de ganado cada año.

La mayoría de infecciones humanas de rabia se atribuyen a los murciélagos vampiros, una especie que se alimenta de sangre.
Desde los años 1970 los esfuerzos para controlar la propagación de la rabia en Perú ponen el acento sobre la destrucción de murciélagos vampiros, sobre todo envenenándolos, partiendo de la hipótesis de que una reducción suficiente del tamaño de las colonias llevará a la desaparición del virus.

Pero ahora un equipo de investigadores estadounidenses y peruanos, dirigido por Daniel Streicker, de la Odum School of Ecology (parte de la Universidad de Georgia, Athens, en Estados Unidos), cuestiona esta hipótesis en un estudio publicado en la revista Proceedings de la Royal Society británica.

Los investigadores tomaron regularmente muestras de sangre de murciélagos vampiro en 20 lugares de Perú durante un período de 40 meses y también recogieron datos sobre el tamaño de las colonias (de entre 16 y 444 individuos) y sobre la frecuencia de las operaciones de destrucción.

Jóvenes vulnerables

Los investigadores descubrieron que el virus de la rabia estaba presente en todas las colonias, independientemente de su tamaño.
“Esto es importante, porque si no existe relación entre la densidad de la población de murciélagos y la rabia, reducir la población de murciélagos no reducirá la transmisión de la rabia en estas poblaciones”, explicó Streicker.

El equipo de investigación también se dio cuenta de que en las zonas donde estos animales fueron eliminados de manera esporádica aumentó la proporción de murciélagos expuestos a la rabia.

Las colonias donde se eliminó regularmente a los murciélagos tenían por su parte una tasa de exposición “ligeramente menor” y las colonias en las que no nunca se había destruido animales tenían las tasas de exposición más bajas.

Esta constatación podría tener varias explicaciones posibles, en particular el hecho de que el veneno mataría sólo a los murciélagos adultos, que pueden ser inmunes contra la rabia, pero no a los más jóvenes.

“Cuando se suprimen murciélagos adultos, que pueden ser inmunes, se está dejando lugar a murciélagos jóvenes vulnerables”, dijo Streicker.

Los investigadores también hablan del “efecto vacío”, que haría desplazarse a los individuos de las colonias vecinas para llenar el espacio vacante.

Los autores esperan que su estudio servirá para ayudar a las autoridades peruanas a poner en marcha estrategias basadas en realidades científicas para luchar contra la rabia, pero advierten que están todavía “en las primeras fases” de la investigación.
Cada año más de 50.000 personas mueren de rabia en el mundo.