La guerra por las bebidas azucaradas y gaseosas continúa en Nueva York, donde las autoridades comenzaron el martes a estudiar la propuesta del alcalde Michael Bloomberg que quiere prohibir esos refrescos para luchar contra la obesidad.

La polémica no se ha detenido desde que la iniciativa fue presentada el pasado 31 de mayo, con editoriales furiosos, comentarios exasperados de los fabricantes y vendedores de gaseosas, y publicidades a favor y en contra de la propuesta.

El martes, una página entera de publicidad pagada por la alcaldía en el diario gratuito Metro mostraba un vaso gigante de gaseosa de 94 centilitros, como los que se venden en algunos restaurantes de comida rápida, y 26 sobres de azúcar, advirtiendo a los padres sobre esa equivalencia y el riesgo de diabetes y enfermedad cardíaca.

Como respuesta, dos páginas más adelante, una “carta abierta al alcalde” de Nueva York denunciaba la reglamentación que apunta a restaurantes, salas de cine, vendedores ambulantes y estadios.

“Dejemos que la gente decida”, afirmaba esta carta, que era en realidad una publicidad de máquinas para producir bebidas azucaradas en casa.

Bloomberg, cuyo mandato termina a fines de 2013, ha sido acusado de ingerencia en la vida de la gente y de atentar contra la sacrosanta libertad de los estadounidenses.

Coca Cola y McDonald’s criticaron la medida y la asociación de restaurantes de Nueva York se quejó contra un “ataque increíble”.

El canal de televisión local NY1 mandó hacer una encuesta sobre el tema: el 53% de los neoyorquinos se manifestó en contra, el 42% dijo que es una buena idea. Para el 52% no ayudará a luchar contra la obesidad.

Según el alcalde, más de la mitad de los adultos en Nueva York (58%) son obesos o tienen sobrepeso, y este problema también afecta al 40% de los niños de las escuelas públicas.

El consumo de bebidas azucaradas, a menudo más baratas que el agua mineral y cuyos vasos grandes no son más caros que los pequeños, es una de las causas identificadas del problema.

A fines del año pasado, la alcaldía ya había lanzado una campaña de sensibilización sobre este tema, en la que señalaba que 600 ml de soda diarios equivalían a 22 kilos de azúcar por año.

Si la recomendación de Bloomberg es aprobada por la comisión de salud de la ciudad, los vendedores de refrescos y bebidas azucaradas tendrán nueve meses para prepararse. El límite de 470 ml podría entrar en vigor en marzo próximo.

El objetivo declarado de la alcaldía es que para 2016 el porcentaje de adultos que consumen una bebida azucarada por día pase del 30% al 20%.