El explorado británico George Murray Levick, que casi muere de hambre y frío durante una desastrosa expedición al Polo Sur, hace un siglo, confesó que lo peor para él fue… la perversión sexual de los pingüinos de Tierra Adelia.

El Museo de Historia Natural de Londres ha descubierto un estudio de referencia de Levick, un sobreviviente de la expedición Scott de 1910-13 a la Antártida, que describe con detalles el comportamiento sexual de estas aves, informó el sábado el diario The Guardian.

Actos de pedofilia con los polluelos, e incluso intentos de cópula de pingüinos machos con hembras muertas, son descritos en un artículo que Levick tituló: “Los hábitos sexuales de los pingüinos de Adelia”, trabajo que estuvo perdido durante décadas.

Levick, quien era de una moral eduardiana rígida, quedó tan horrorizado con sus propios descubrimientos que inicialmente los describió en griego para que sean inaccesibles al lector medio.

Los pingüinos machos forman “pandillas de gamberros de media docena de individuos, o más, y vagan cerca de los refugios incomodando a los ocupantes con sus reiterados actos de depravación”, escribió más tarde en inglés.

Hasta la fecha, Levick es el único científico que ha estudiado un ciclo completo de reproducción de los pingüinos en Cabo Adare, ya que pasó allí el verano antártico de 1911-12 allí, según The Guardian.

Levick sobrevivió, con cinco compañeros, a la expedición en que murieron el capitán Robert Scott y otros cuatro, en enero de 1912, pero debió pasar el invierno antártico en una cueva helada, a la espera de la llegada del barco “Terra Nova”, enviado en su auxilio y que quedó bloqueado por el hielo.

De vuelta a Gran Bretaña, publicó un artículo sobre los pingüinos pero censurando sus hazañas sexuales, por considerarlas ofensivas.

El artículo de fondo que escribió luego sobre la sexualidad de estas aves se extravió durante 50 años.

Según Douglas Russell, conservador del Museo de Historia Natural, quien redescubrió el artículo de Levick, las particulares costumbres sexuales de los pájaros que tanto escandalizaron al científico deben ser atribuidos al duro clima de la Antártida.

Los pingüinos tienen sólo unas cuantas semanas para completar su ciclo reproductivo, que comienza en octubre. “Los jóvenes adultos simplemente no tienen ninguna experiencia sobre como comportarse”, dijo el conservador. “De ahí la aparente depravación de su comportamiento.”