Muchos de nosotros hemos escuchado las bondades que tiene la música clásica, en especial de Mozart, en el desarrollo de los bebés, pero estudios recientes han concluido que el canto de los padres y especialmente de la madre también estimularía desde etapas muy tempranas el desarrollo afectivo y neuronal de los bebes.


Según los expertos el oído de los bebés por nacer aparece a los 22 días de gestación, y obtiene su madurez estructural al quinto mes del embarazo. Es ahí cuando la estimulación auditiva se inicia, en este proceso el bebé no sólo oye, sino que es capaz de diferenciar componentes como la intensidad el timbre de la voz y discernir sobre sus preferencias musicales.

A través de la música se comienza a fortalecer la relación entre madre e hijo, así como el desarrollo de de las ondas cerebrales y el sistema nervioso del bebé. En este último punto se ha determinado que el canto de la madre “ayuda a la modulación del nivel de alerta del niño ya sea a través de la disminución del llanto, o de la inducción del sueño o de estados de ánimo positivos”

De acuerdo con Sandra Trehub, Profesora Emérito del Centro de Estudios del Niño Lactante de la Universidad de Toronto, los bebés prestan mucha más atención en el canto que en el lenguaje hablado ya que les resulta fascinante.

“El canto de la madre puede proporcionar beneficios para la cantante, así como el oyente, la privacidad de la interacción puede hacer que sea posible a la madre de recitar o cantar lo que no podía expresar en otros contextos, la liberación de los sentimientos reprimidos pueden aumentar los sentimientos de cercanía de la madre” señaló la especialista.

Esto se une a otros estudios que afirman que los niños aprenden mucho más a través de la música. Algo que también creían los pensadores clásicos como Aristóteles quien decía que “La música tiene el poder de producir cierto efecto en el carácter moral de el alma, y si tiene el poder de hacer esto, es claro que los jóvenes deben ser llevados hacia la música, y deben ser educados en ella”.

Ahora las investigaciones reafirman el hecho de la importancia de la música durante la primera infancia, donde lo principal es la creación de conexiones cerebrales y que estas tal como dice Dale Curves, de la Universidad de Duke “no se forman tan sólo deseándolo: deben ser promovidas con la actividad.”

Esa actividad puede ser la música, por eso cada vez que un recién nacido escucha algo va estimulando la creación de nuevos circuitos que posteriormente permitirán el proceso de aprendizaje, por ello es importante que este proceso sea el adecuado y que se dé prioridad a sonidos agradables como lo es la música clásica y el canto materno.