Unos 5.000 jóvenes iniciaron este viernes en Honduras una caminata de tres días a lo largo de 66 kilómetros en demanda del cese de la violencia, que tiene a este país con el índice de homicidios más alto del mundo, según constató la AFP.

Cubriéndose con sombreros azules, amarillos, verdes y blancos y mochila al hombro, los jóvenes católicos hondureños iniciaron la caminata bajo un sol inclemente en una colonia del este de la capital y tomaron rumbo a Talanga, por el turístico municipio de Valle de Ángeles, al noreste.

La marcha, realizada bajo el lema “Samaritanos del Amor”, tiene previsto terminar el domingo con la fiesta de Corpus Christi en Talanga y es la octava que se realiza cada tres años convocada por la Arquidiócesis de Tegucigalpa.

“Abanderamos un grupo de paz y justicia con equidad para decir alto a la violencia que impera en nuestra sociedad”, dijo a la AFP el padre Alexis Melgar, quien encabezaba la marcha por la orilla de la carretera, sin interrumpir el tránsito.

Melgar dijo que durante la caminata los jóvenes están demandando “un desarme general, pero no un desarme de armas sino moral, porque la guerra, la violencia, está en el corazón y debe haber justicia con equidad”.

La violencia, la delincuencia común, el narcotráfico y enfrentamientos entre bandas del crimen organizado elevaron la tasa de homicidios a 86 por cada 100.000 habitantes en Honduras, la más alta del mundo, según cifras del estatal comisionado de derechos humanos y del observatorio -independiente- contra la violencia.

Incluso miembros de la Policía –integrada por unos 14.500 hombres— se han visto implicados en bandas de narcotráfico, sicariato, secuestro, robo de carros y extorsiones.

Familiares de policías marcharon también este viernes en la capital hondureña para tratar de levantarles la moral porque consideran que “no todos son malos”.

“Estamos marchando porque queremos llevar la palabra de vida, no de muerte, y que se levante la dignidad y la honra del policía, no todos son malos”, dijo a la AFP una de las organizadoras de la movilización, Erika Ayala, cuyo esposo es policía.

El presidente Porfirio Lobo inició la depuración institucional en la cúpula y el 1 de junio instaló una comisión con ayuda de Chile y Canadá para continuar la limpieza.

Más de 200 alcaldías de las 298 de los 18 departamentos de Honduras convocaron el sábado en sus comunidades a las denominadas “marchas por la paz”, en contra de la violencia.