Una escalera angosta hecha de viejos neumáticos conduce al ‘Sitié’, un antiguo vertedero de la favela Vidigal transformada por un grupo de habitantes en un ‘parque ecológico’ dotado de una vista deslumbrante sobre el mar y los bellos barrios de Río de Janeiro.

Poco conocida entre los cariocas, la iniciativa de estos voluntarios ha entrado en el programa de la cumbre de la ONU sobre desarrollo sustentable y el próximo 18 de junio las delegaciones extranjeras podrán visitar este “oasis verde” salido de la basura, como lo llaman sus creadores.

“Espero que Río+20 nos aporte alianzas para continuar con este trabajo iniciado hace seis años. La favela ha puesto tanta esperanza en Río+20 (…) y esperamos que las delegaciones que vengan se unan a nosotros”, comentó a la AFP uno de los voluntarios, Manoel Silvestre de Jesus.

Este artesano del mármol de 58 años de edad se ha convertido al reciclaje de 120.000 botellas de plástico halladas en la basura que le sirven para decorar los bancos del parque, o hacer colchones o ‘poufs’ que vende muy baratos a los habitantes de Vidigal.

“Hace treinta años, alguna gente invadió esta parte de la selva Atlántica y construyó sus casas. Como estaba aislado, venían acá a deshacerse de su nevera vieja, la cocina, algún neumático o incluso de un perro muerto. Había mucha basura y apestaba”, contó a la AFP el músico y artesano Mauro Quintanilha, de 52 años, fundador del ‘Sitié’.

Pero la municipalidad terminó por desalojar e indemnizar a los habitantes de esa zona que ahora se está reforestando y Quintanilha, que vivía cerca, decidió junto a un grupo de amigos retirar la montaña de basura que se venía abajo de la favela hasta la cercana avenida Niemeyer que corre a lo largo de la costa.

En Vidigal, como en las otras favelas de Río, no existía ningún servicio público ni tampoco la recolección de basura. Pero con la expulsión el año pasado de los narcotraficantes que la controlaban y la posterior pacificación, la situación comenzó a cambiar.

“Una experiencia modelo para las otras favelas”