Las calles de Concepción se han transformado en un problema para las personas con discapacidad que transitan por ellas.
Es el caso de Juan Saravia, quien a diario debe encontrarse con diferentes obstáculos mientras se desplaza por la ciudad.
Por ejemplo, para ingresar a la Tesorería General de Concepción, ubicada en el centro penquista, debe usar una rampla que está en desnivel, pues el elemento automático que se implementó en la institución pública no puede ser utilizado autónomamente por él, ya que debe solicitar que alguien al interior del servicio le ayude.
Esto genera un problema, debido a que -a su juicio- debe ocupar el tiempo de alguien más y si la idea es que se pueda ingresar solo, no se está cumpliendo.
Otro ejemplo de los problemas en las calles de Concepción son los paraderos, los que ocupan casi el 80% de ésta y no le permite pasar en su silla de ruedas sin problemas.
Por ejemplo, a continuación se muestra el que está ubicado en la calle Tucapel al llegar a O’higgins, que impide el libre tránsito de personas en silla de ruedas.
Finalmente, a este problema se suma el que al cruzar la calle no hay una bajada que le permita pasar bien con su silla de ruedas y sin peligro de volcar en el lugar.
La siguiente imagen es de la calle Victor Lamas esquina Orompello, donde no existe una subida o bajada en ambos costados y además dos postes del alumbrado público están mal ubicados.
Esto da muestra de que las calles de Concepción no están aptas para que personas discapacitadas puedan transitar libremente en silla de ruedas, generando una falta de integración social.