La presidenta de la petrolera estatal brasileña Petrobras, Graça Foster, pidió este martes a los accionistas de la compañía que confíen en la recuperación del valor de sus acciones, que este año han caído un 20%, haciendo perder a la empresa más de 30.000 millones de dólares de valor en bolsa.

“Lo que yo digo a los accionistas de la compañía es que crean en el crecimiento del valor de sus acciones”, declaró Foster en una rueda de prensa en Sao Paulo, en la que sostuvo que las acciones de la compañía han sido “bastante perjudicadas” entre otras razones por la crisis internacional.

Foster resaltó sin embargo que Petrobras, con reservas por 15.700 millones de barriles de petróleo equivalente (bep), en los próximos dos o tres años incorporará otras. “Ciertamente se van a duplicar nuestras reservas probadas para llegar a 30.000 o 31.000 millones de bep”, aseguró.

Brasil descubrió a partir de 2006 enormes reservas de crudo y gas en aguas ultraprofundas bajo una capa de sal, lo que podría convertirlo en uno de los mayores productores y exportadores de hidrocarburos del mundo. Pero necesita enormes inversiones para explotar esos recursos.

La ejecutiva consideró que una compañía “con tantos activos, con todas esas reservas (…) no puede estar con las acciones a los precios que están”.

Las acciones de Petrobras, entre las de más peso en el Ibovespa, el principal indicador de la Bolsa de Sao Paulo, han caído 20% este año según un estudio de la consultora Economatica divulgado por el diario O Globo, que dijo además que la empresa ha perdido 31.600 millones de dólares en valor de mercado en 2012.

Según el estudio, el valor de mercado de Petrobras cayó de 155.400 millones de dólares a fines de 2011 a 123.800 millones a mediados de mayo.

La compañía no ha registrado cifras alentadoras últimamente. En sus resultados del primer trimestre, informó que sus ganancias netas cayeron 16% en relación a igual periodo de 2011.

Mientras la empresa ha aumentado sus importaciones de derivados para satisfacer un alza de la demanda, el gobierno brasileño le impide repercutir el alza de los precios internacionales del crudo en los precios de la gasolina y el diésel, por temor a un alza de la inflación.

Según analistas, la empresa compra destilados hasta un 30% más caros que su precio de venta en Brasil.