El fanatismo por los artistas muchas veces llega a niveles insospechados, desde coleccionar los discos originales manteniendo las cajas intactas hasta tatuarse alguna imagen distintiva de la banda, o incluso bautizar a los hijos con el nombre de una canción.

Algunos de estos fanáticos, aprovechando sus dotes artísticos, optan por otras formas de demostrar el amor a sus ídolos, como el caso de las bandas tributo, que muchas veces llegan a personificar a los músicos que homenajean.

Dichos miembros de la familia musical viven entre las opiniones divididas de quienes gustan de un momento de esparcimiento escuchando música en vivo, sin darle mucha importancia a la originalidad, y de los músicos que con material propio se esfuerzan por surgir, buscando espacios en los escenarios nacionales.

Los primeros son quienes, en parte, validan la existencia de las bandas tributo, acudiendo a las presentaciones para disfrutar de lo más cercano que pueden tener a los grandes artistas que no acostumbran a llegar a nuestros escenarios. Muchos son amantes de la música -eso no se puede negar- pero quizás son menos exigentes a la hora de “consumir melodías”, ya que se conforman con la imitación de una banda, que si bien pueden llegar a ser grandes virtuosos, no dejan de formar parte del grupo de músicos que “olvida” el importante factor “originalidad”.

Pero también están los músicos creativos, en especial en la escena “under”, que son los que critican e incluso llegan a repudiar la existencia de estos homenajes, considerándolos a veces como un insulto al arte musical.

Los problemas que se plantean en torno a las bandas tributo son principalmente dos; Primero está la falta de creatividad, siendo que muchas de estas agrupaciones están compuestas por músicos talentosos con gran destreza y habilidades, pero que se quedan estancados en ejecutar canciones compuestas por otros, sin desarrollar la capacidad de composición que podrían llegar a dominar si dedicasen su tiempo a esto.

Pero también está el problema que más pesar causa en el mundo musical, y se trata de los espacios y oportunidades que son acaparados por estos tributos, en especial en la escena ‘Under’, donde muchas veces le quitan espacios a los grupos que se dedicar a componer sus creaciones.

Ejemplo de lo anterior es la situación que se vive, por ejemplo, en algunos locales de Concepción, la llamada “Cuna del Rock”, donde a pesar de la gran cantidad de grupos originales, se acostumbra a ver a bandas tributo tocando en los pub, debido a que para los dueños de los locales éstas “atraen más público” y “son más baratas”.

No es bueno menospreciar a estos músicos, ya que sea como sea entregan algo en el escenario, entregan un show, exudan emoción… Pero es difícil no hacerse la pregunta ¿Qué tan real es lo que expresan?

En Chile hay bandas tributo que entregan un pintoresco espectáculo en el escenario, como en caso de BallBreaker (AC/DC), Sweet Roses (Guns N’ Roses), H-SUR (RUSH) o Innuendo (Queen), pero hay ocasiones en que verlos interpretando aquellos grandes clásicos, emulando desde los acordes hasta los movimientos y apariencia de los artistas homenajeados, se convierte en un espectáculo un tanto “tenebroso” que hace dudar de si las emociones demostradas en el escenario son reales.

También hay bandas que van más allá del tributo musical y adoptan la personificación como parte fundamental de su show, como el caso de los ingleses The Sex Pistols Experience, los escoceses No Way Sis (Oasis) y los estadounidenses de Nearvana.

Un caso particular que llama la atención es el de la banda argentina Dios Salve a la Reina, considerada por la revista RollingStone España como el mejor tributo a Queen. Se trata de un grupo de músicos que saben entregar un buen show, con un vocalista que aparte de la apariencia física, tiene un registro vocal similar a Freddy Mercury.

Dicha banda realiza grandes presentaciones e incluso se ha paseado por Inglaterra y España, entre otros países, pero ¿Por qué no aprovechar ese talento para entregar al mundo nuevas creaciones?, es otra pregunta que surge y que puede tener varios caminos a la respuesta…

¿Será por el dinero?, ¿Será por aprovechar la fama del tributado?, ¿o simplemente será una etapa de inmadurez musical?

No es que las bandas no tengan derecho a tributar, pero es mucho más valioso disfrutar de la novedad, de la creación propia, del sentimiento propio en cada melodía, buscando el oído del público y envolviéndolo con la expresión en su estado más puro.

A veces es preferible ver a una banda con temas originales en el escenario, sin grandes éxitos, pero que sea capaz de entregar el alma, la verdadera alma musical en el show, en vez de pasar los minutos observando un show de imitadores.

Sea como sea, el mundo y las formas de expresión son libres, y esa libertad nos permite seguir el camino que queramos, es por eso que nos interesa saber tu opinión.

Cuéntanos qué opinas sobre las bandas tributo.

http://www.youtube.com/watch?v=s00uQGjjVIQ