El gobierno de Colombia repudió el martes un frustrado atentado con explosivos en Buenos Aires que estaba dirigido al ex presidente derechista Alvaro Uribe, aunque el ministro de la Defensa, Juan Carlos Pinzón, dijo que aparentemente el tipo de bomba no implicaba mayor gravedad.

“Rechazamos cualquier acción de terrorismo, cualquiera por pequeña que intente ser. Al presidente Uribe toda nuestra solidaridad, esto no tiene razón de ser”, dijo Pinzón a periodistas.

“En principio pareciera que no reviste mayor gravedad, pero allá tendrán las autoridades que identificar qué significa”, agregó el ministro.

Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos, quien sucedió a Uribe, aseguró que su gobierno “está haciendo y hará lo que sea necesario para garantizar la seguridad del Presidente Uribe y su familia”, escribió en su cuenta en twitter, en un mensaje que fue divulgado por la página web de la presidencia.

En otro mensaje, también en su cuenta en la red social, el presidente Santos reveló que le pidió al comandante de la Policía del país, el general Oscar Naranjo “llegar hasta el fondo de las investigaciones sobre (el) artefacto encontrado en Argentina donde hablaría Pdte Uribe”, reza el texto.

Un juez argentino reveló el martes que fue hallada y desactivada una bomba en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, dirigida contra el ex mandatario colombiano, quien tiene previsto dictar una conferencia en ese lugar el miércoles.

El explosivo fue ubicado en el segundo piso del teatro, donde Uribe debe ofrecer un coctel después de la conferencia.

Según la información recogida por el ministro Pinzón, había varios “artefactos no muy grandes de pólvora negra”.

“Creo que es un tipo de explosivo que no es el más veloz, no es el que más daño causa, pero preferiría que lo dijeran los expertos”, señaló.

Uribe, de 59 años, dejó la presidencia de Colombia en 2010, al cabo de dos períodos de gobierno de cuatro años cada uno, en los que Santos fue ministro de Defensa entre julio de 2006 y mayo de 2009.

Durante su gobierno se destacó por desarrollar una política de combate sin cuartel a las guerrillas izquierdistas colombianas, a la vez que impulsó un proceso de desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia.