Muchos dueños de animales terminan pareciéndose a ellos, pero algunos estadounidenses llevan al extremo el ideal estético, al punto de regalar a sus mascotas mascarillas de belleza e incluso la implantación de testículos.

En el spa Downtown Doghouse de Manhattan, Hops, un pequeño bichón maltés acaba de hacerse un brushing, una mascarilla de arándanos y un cepillado de dientes con pasta con sabor a pollo.

La peluquera de animales Ani Corless lo ve como algo absolutamente normal para perros falderos. “Estas razas desarrolladas por humanos y requieren cuidados”, explica.

Mientras le aplican la mascarilla, Hops vomita un poco, pero parece apreciar la atención que le brindan.

Sin embargo, otras prácticas, más extremas y dolorosas, han sido objeto de críticas en Nueva York.

Según la legisladora del estado Nicole Malliotakis, algunos animales están tatuados, les colocaron pendientes o aros en las narinas, mientras que otros sufren operaciones de cirugía estética, como un lifting o una liposucción.

Dueña de dos chihuahuas de nombre Peanut y Olympia, Malliotakis propuso una ley para prohibir operaciones estéticas en animales en el estado de Nueva York, denunciando “una forma de crueldad”.

“Nunca se me ocurriría someter a mis perros a ninguno de esos procedimientos”, explica a la AFP.

Pero Gregg Miller, fundador de la empresa Neuticles, considera que la legisladora exagera.

Su empresa radicada en Kansas City (Kansas, centro) se especializó en implantar testículos de silicona para animales castrados.

“Neuticles ayuda a su animal a conservar su apariencia natural y confianza en si mismo”, asegura el sitio de la firma en internet.

“Hemos atendido a más de 500.000 animales de Estados Unidos y de todas partes en el mundo -perros, gatos, toros, monos, ratas, búfalos de agua-”, enumera Miller.

Los precios oscilan entre 119 dólares por el par de testículos más pequeños a 599 dólares por los más imponentes.

Miller tuvo la idea de comercializar estos productos en 1993, cuando quiso ayudar a su perro a superar la depresión posterior a la castración.

En general, los testículos falsos son implantados apenas se extraen los verdaderos.

“Se lo hice a mis perros y pienso que es maravilloso”, explicó a la AFP la veterinaria de Maryland (este), Flavia DelMaestro. Si bien piensa que a los perros y gatos no les importa en absoluto, cree que es bueno para su salud.

Pero para Tazi Phillips, de GlobalAnimal.org, Neuticles tiene una propuesta “ridícula” y es parte de un antropomorfismo que perdió la cabeza.

Cita como ejemplo los implantes para que las orejas se mantengan erguidas, el retiro de dientes para evitar que el animal muerda, la remoción de garras para evitar que los animales rayen los muebles.

Los dueños de perros, sobre todo los de raza doberman, cortan las orejas y la cola de sus animales siguiendo un cierto ideal de belleza.

Otros optan por tatuarlos, colocarles piercings, practicarles liposucciones o someterlos a rinoplastias.

“Todo esto viene del hecho que los animales son considerados cada vez menos como una pertenencia que como un miembro de la familia”, subraya.

Los defensores de estos tratamientos consideran por lo contrario que reflejan el amor de los dueños hacia sus mascotas.

En total, según la asociación de productos para animales American Pet Products, el gasto en estos servicios a los animales representa 4.100 millones de dólares y está en aumento