El video de la Onemi en medio de la catástrofe tras el terremoto del 27 de febrero carece de novedad. Del mismo modo, tampoco llama la atención que los políticos en sus reacciones se califiquen de “ratas” o “maricones”, cuando sabemos que pronto compartirán comisiones y se van a elogiar mutuamente como los representantes del pueblo.

En poco tiempo más volveremos a constatar que muchos de ellos se han acostumbrado a vivir en la parodia, la parodia de su irresponsabilidad.

La pregunta es ¿cómo se ha llegado a esto? ¿Cómo es posible que los elegidos para dialogar, para escucharse, para debatir diferencias y construir acuerdos, terminen a los gritos, peleando como niños mal educados, rebajando la poca dignidad que les queda? Probablemente una de las causas es que tienen trabajo seguro por unos buenos años más.

Muchos de estos señores no conocen la calle, viven en condiciones que no se asemejan a la realidad. Nada los toca y el futuro no les representa peligro alguno. El plato siempre tendrá sopa.

Sin duda alguna, estamos frente a la constatación de la degradación del ejercicio de la política y de los políticos mismos.

El comentario es de Nibaldo Mosciatti:

http://youtu.be/_VxFelQ67q0