El cadáver del periodista hondureño Alfredo Villatoro Rivera, secuestrado hace una semana, fue hallado la noche del martes en las afueras de Tegucigalpa, elevando a 20 el balance de comunicadores asesinados en menos de tres años en este país desgarrado por la violencia.

El cadáver del periodista había sido vestido con un uniforme policial ya en desuso desde hace dos años, tenía sus ojos cubiertos con un pañuelo rojo y al parecer fue ejecutado de disparos en la cabeza, al estilo de los asesinatos mafiosos, de acuerdo con datos revelados por el portavoz de la Policía, Héctor Ivan Mejía.

“Se reconoció un cadáver del sexo masculino y lamentablemente responde a las características del periodista Alfredo Villatoro”, dijo Mejía a la prensa bajo una incesante lluvia que azotó toda la tarde y noche esta ciudad.

El fallecido vestía “pantalón y camisa (de la rama de la policía antimotines) Cobra (…) en este momento no podríamos dar ninguna hipótesis”, añadió el comisionado de policía.

Villatoro que conducía el noticiero radial diario Matutino, que se difunde por HRN, había sido plagiado al amanecer del miércoles 9 de mayo en la colonia Florencia, al este de Tegucigalpa, cuando se transportaba en su vehículo a abrir el noticiero.

El cadáver fue hallado poco después que el presidente Profirio Lobo hubiese anunciado que el periodista secuestrado hacia una semana aún estaba vivo.

“Hay pruebas de que el periodista Alfredo Villatoro aún está con vida, pues sus captores hicieron llegar pruebas (videos) donde se observa al comunicador en buen estado de salud”, añadió el mandatario.

Había trascendido que la familia del periodista estaba negociando con sus captores, a los que el jefe de la policía capitalina Ramón Martínez había definido como “jóvenes pandilleros”, basándose en el relato de testigos.

Las pandillas centroamericanas, que azotan especialmente a El Salvador, Honduras y Guatemala, se han convertido en verdaderas organizaciones mafiosas regionales con territorios liberados, cobros de protección y todo tipo de extorsiones, además de oficiar muchas veces como fuerzas de choque del narcotráfico.

En un país azotado por la violencia del crimen organizado y sus conexiones incluso con la policía, los periodistas han sufrido innumerables ataques en los casi tres años transcurridos desde el golpe de Estado de junio de 2009, y en 20 casos terminaron en homicidios -el anterior hace 10 días- todos impunes.

Pero la falta de investigaciones de todos los crímenes de comunicadores, además de dejar impunes a los autores, impide deslindar qué casos están directamente vinculados al ejercicio de la profesión y cuáles a la ola de violencia, como afirman muchas veces autoridades policiales.

“Como organización pedimos que esto no quede en la impunidad”, afirmó esta noche el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), Juan Ramón Mairena.

“Vemos con enorme preocupación que hay muy poca o casi nula investigación de los casos de la muerte de compañeros”, había dicho Mairena en el mismo sentido a la AFP hace pocos días.

Las autoridades “nos han hablado que hay cuatro casos investigados (de periodistas asesinados) pero no han sido judicializados y no hay nadie preso por eso. Nos dicen que han muerto no por el ejercicio profesional sino por otras cosas, pero no dan pruebas”, agregó el dirigente de prensa.

El anterior asesinato de periodistas ocurrió el 7 de mayo, cuando apareció ahorcado en una carretera de la periferia de Tegucigalpa el joven comunicador Erik Martínez, quien además era portavoz de grupos homosexuales y aspirante a diputado de izquierda.

Honduras es considerado el país más violento del mundo según estadísticas de Naciones Unidas, ya que se registran más de 86 homicidios anuales cada 100.000 habitantes.