El ruso Roman Abramovich, propietario del Chelsea inglés desde 2003, está a un paso de alcanzar por fin un objetivo que se ha convertido en obsesión: hacer al club londinense campeón de Europa, algo que puede conseguir este sábado en Múnich ante el Bayern.

Los ‘Blues’ dieron la gran sorpresa en las semifinales, derribando al Barcelona, vigente campeón, cuando todos parecían ver a los azulgranas en la final, por lo que el equipo londinense se ha ganado el derecho a soñar con el trofeo más codiciado de Europa.

Nueve años han pasado desde que Abramovich se hiciera con el control del Chelsea y pasara a comandar un equipo de la zona media alta de la Premier League, pero al que consiguió, a base de fuertes inversiones, colocar en lo más alto.

Pagó en su día 170 millones de euros y desde el día uno sorprendió fijando un objetivo: ser campeón de Europa, algo que en aquel momento parecía muy lejano.

“Quiero hacer que este equipo sea campeón de Europa”, afirmó en aquel momento, ilusionando a una hinchada poco acostumbrada a tales aspiraciones.

Para ello ha realizado fuertes inversiones, con 875 millones de euros sin contar salarios, para construir un ‘grande’ capaz de rivalizar con el Manchester United en el campeonato nacional y con españoles, italianos y alemanes en la ‘Champions League’.

Su primer gran apuesta fue el entrenador portugués José Mourinho, que venía de ganar precisamente la Liga de Campeones con el Oporto en 2004 y que sentó las bases de un equipo que desde entonces ha ganado tres ligas, cuatro Copas de Inglaterra, dos copas de la Liga y dos ‘Community Shield’ (Supercopa inglesa).

En Europa, el Chelsea ha sido uno de los equipos más potentes de la última década, llegando a seis semifinales de la Liga de Campeones, pero sólo alcanzando la final en dos, en 2008 ante el Manchester United (derrota 6-5 tras 1-1) y ahora contra el Bayern en Múnich.

Aquella final anterior hace cuatro años parecía perfecta para cumplir el sueño de Abramovich: cinco años después de su llegada, el Chelsea llegaba a la primera final de su historia, en la primera vez que Moscú acogió el partido decisivo del torneo.

El equipo estuvo muy cerca después de que el portugués Cristiano Ronaldo, entonces en el United, fallara el tercer penal de su equipo en la tanda decisiva.

John Terry, en el quinto del Chelsea, tenía la oportunidad de conquistar el título europeo para su equipo, pero resbaló y el Manchester United siguió con vida, imponiéndose finalmente por un fallo del francés Nicolas Anelka.

Desde entonces, el Chelsea no ha conseguido llegar a la final de la Liga de Campeones, hasta este 2012, a pesar de las inversiones realizadas.

Por el plantel del equipo han pasado jugadores importantes a golpe de talonario y gracias a la fortuna personal de Abramovich, estimada en 10.000 millones de euros según la revista Forbes.

El más caro ha sido el español Fernando Torres, que llegó procedente del Liverpool en enero de 2011 por alrededor de 60 millones de euros, y también figuran en su lista particular de fichajes estrella el ucraniano Andrei Shevchenko (36,3 millones en 2006), el ghanés Michael Essien (29 millones en 2005), el marfileño Didier Drogba (29 millones en 2004) y el español Juan Mata (28 millones en 2011).

En los entrenadores, el italiano Roberto Di Matteo podría conseguir lo que no pudieron sus predecesores en estos años: Claudio Ranieri, Jose Mourinho, Avram Grant, Luiz Felipe Scolari, Guus Hiddink, Carlo Ancelotti y André Villas-Boas, éste último el hombre que comenzó la temporada y que fue despedido en marzo.

Para el equipo ganar la final del sábado es vital para la próxima temporada, ya que en la Premier League terminó sexto y sólo levantar el trofeo le permitirá jugar la Liga de Campeones 2012-2013.