Al menos 27 personas murieron el miércoles en diversos combates en varias provincias del país y en Deraa, en el sur, donde se registró una violenta represión por parte de las tropas gubernamentales, al tiempo que el presidente Bashar al Asad se jactó del apoyo del pueblo al régimen.

Entre las víctimas figuran 15 civiles “ejecutados de forma sumaria” por las fuerzas del régimen sirio durante un asalto al barrio Shammas en Homs, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En la localidad de Jan Sheijun, en Idleb, cinco personas, entre ellos un niño, murieron tiroteados por la artillería pesada del ejército, que bombardeó la ciudad, informó esta organización, con sede en Londres.

“No hemos pegado ojo en toda la noche”, dijo a la AFP Abu Hammam, un rebelde en la región de Idleb.

“La gente de las zonas bombardeadas tiene tanto miedo que intentó huir hacia otros lugares más seguros. En el centro de prensa (de los insurgentes) también tuvimos que huir porque las bombas sonaban cada vez más cerca”, explicó por teléfono.

En esta ciudad, un convoy de observadores de la ONU fue blanco el martes de un ataque, cuando se encontraba cerca del lugar donde se celebraban unos funerales, en los que un bombardeo de las fuerzas gubernamentales dejó un saldo de 20 muertos, según el OSDH, que calificó el acto de “masacre”.

Según Abu Hamman, seis observadores de Yemen, Brasil, Bangladesh, Dinamarca, Marruecos y Holanda fueron evacuados de la ciudad en las últimas horas. Su vehículo fue alcanzado por la explosión.

“Vieron la muerte con sus propios ojos”, comentó el militante.

La oposición siria acusó al régimen del ataque contra la ONU. Los observadores “nos preguntaron si podíamos llevarlos a un lugar seguro fuera de Jan Sheijun, pero no era posible porque la ciudad estaba rodeada por las tropas del régimen”, indicó Abu Hamman.

En Deraa, y según el OSDH, las tropas gubernamentales dispararon con ametralladoras pesadas contra un campamento de refugiados palestinos y de desplazados sirios de la meseta del Golán, ocupada y anexada por Israel. Cuatro personas, una de ellas un niño, murieron, precisó el OSDH.

Pese a que la situación en Siria sigue degenerando, el presidente Bashar al Asad, estimó que las elecciones legislativas del pasado 7 de mayo mostraron que la mayoría de los sirios apoya a su régimen y a la política de reformas de su gobierno, según una entrevista difundida el miércoles por una televisión rusa.

Para Asad, el resultado de los comicios, que la oposición y occidente calificaron de “farsa”, mostró que el pueblo sirio “sigue apoyando la política de reformas” y “las instituciones del Estado”, dijo Asad al canal público Rossia 24.

“El pueblo sirio no le tiene miedo a las amenazas de los terroristas que trataron de sabotear las elecciones o evitar que las realizáramos”, aseguró el mandatario.

El régimen anunció una tasa de participación de 51,26%, pero no precisó los resultados de los partidos en estos comicios. La oposición y los países occidentales tacharon los comicios de “farsa”.

Después de 15 meses de revuelta, los combates entre fuerzas gubernamentales y rebeldes se multiplican y la represión sigue siendo muy severa. En el país hay más de 200 observadores de la ONU, encargados de vigilar una tregua que se ha violado cada día desde su teórica entrada en vigor hace más de un mes.

Se calcula que más de 12.000 personas han muerto de forma violenta en Siria desde el inicio de la rebelión, la mayoría de ellos civiles.