El Villarreal vio cómo el cielo caía sobre su cabeza el domingo: tras haber comenzado la temporada disputando la ronda de grupos de la “Champions”, al perder el domingo (1-0) ante el Atlético de Madrid en la última fecha de la Liga española descendió a la Segunda División.

Luego de haber navegado durante todo el torneo en las cercanías de la zona roja de la tabla de clasificación, fue condenado al descenso en un lapso de uno pocos minutos.

Con este insuceso, Villarreal cerró una etapa dorada de 12 años al más alto nivel, marcada sobre todo por varias participaciones en la Liga de Campeones, en la que el “Submarino amarillo” llegó incluso a las semifinales, siendo eliminado por el Arsenal inglés en 2005-2006 (0-1; 0-0).

Después de haber finalizado cuarto en la temporada 2010-2011, el club del Levante español volvió a jugar la “Champions”. Pero, encuadrado en un grupo difícil, con el Manchester City y el Bayern Múnich, futuro finalista, no logró cosechar un solo punto en la ronda.

La temporada fue maldita, dado que sus mejores elementos sufrieron lesiones. Entre ellos el internacional y goleador italiano Giuseppe Rossi, quien tuvo una recaída de su lesión de ligamentos cruzados de la rodilla derecha, y no jugó en todo el año, así como el brasileño Nilmar, quien también estuvo indisponible durante varios meses.

A esto se añade una inestabilidad que hasta ahora era desconocida en el equipo. Por primera vez en su historia tuvo tres entrenadores en una misma temporada, con resultados equivalentes.

Juan Carlos Garrido, el artífice de la clasificación para la Liga de Campeones en 2011, luego José Francisco Molina, quien dejó el puesto a Miguel Ángel Lotina, que no pudo evitar el amargo descenso.

Éste no podía encontrar, el domingo, una explicación a lo que ocurrió, atribuyéndolo simplemente a la mala suerte. “El fútbol ha sido muy injusto con el Villarreal en esta temporada, pero ahora cada uno tiene que asumir sus responsabilidades”, dijo.

También el fracaso puede explicarse, entre otros, por la partida de un jugador clave: Santi Cazorla, que fue fundamental para que el Málaga clasificara este año para la “Champions”.

Ninguno de los nuevos fichajes rindió como se esperaba. Ni el armador de juego, el canadiense nacionalizado holandés Jonathan De Guzmán, ni el defensa colombiano Cristián Zapata, llegados durante el ‘mercato’ invernal boreal, dieron satisfacción, y el equipo se apoyó en viejos baluartes como el capitán, el hispano-brasileño Marcos Senna, quien el domingo afirmó: “esto ha sido lo peor en mi carrera”

Tras pasar del “nec plus ultra” del balompié a comienzos de temporada al purgatorio de la Segunda División A, el “Submarino amarillo” se las verá difícil para salir a flote.