Las autoridades de Angola ya recogieron más de 80.000 armas desde el inicio de una campaña nacional para desarmar a la población civil, lanzada en 2008, dijo a la AFP Paulo de Almeida, funcionario de policía y coordinador del comité de desarme.

La mayoría de las armas, muchas de ellas de pequeño calibre, fueron entregadas voluntariamente por civiles, y casi todas en Luanda, donde vive un tercio de los 18 millones de habitantes del país y centro donde buscaron refugio numerosos angoleños durante la guerra civil que terminó en 2002.

“Aún hay muchas armas en manos de civiles, y es una situación que nos preocupa porque sigue muriendo gente, y se siguen cometiendo crímenes con esas armas en Angola”, dijo Almeida a la AFP.

Algunas estimativas calcularon en dos millones el número de armas de fuego de calibre pequeño y medio en circulación en Angola al fin de la guerra civil.

“Todos los días recogemos armas de parte de civiles, que las entregan tanto de forma voluntaria como porque son forzados”, dijo.

La campaña nacional de desarme fue lanzada en marzo de 2008 para contener la proliferación de armas de fuego, un legado de décadas de guerra.

El conflicto dejó un saldo de aproximadamente medio millón de muertos y cuatro millones de desplazados. Angola es el país con mayor número de minas antipersonales aún emplazadas.