El príncipe Enrique, tercero en la línea de sucesión al trono en Inglaterra, fue recompensado el lunes en Washington por su apoyo a organizaciones caritativas que ayudan a militares británicos y estadounidenses heridos.

El príncipe, que sirvió en Afganistán, recibió el premio del Atlantic Council, una organización estadounidense de promoción de la cooperación transatlántica y de seguridad internacional, por su compromiso con organizaciones como Walking With The Wounded, ABF The Soldiers’ Charity y Help For Heroes.

Los soldados heridos “han pagado un terrible precio por mantenernos a salvo y libres”, señaló Enrique al recibir el galardón con “gran humildad”.

“Lo que al menos les debemos es asegurarnos que ellos y sus valientes familias tengan todo lo que precisan para atravesar esos momentos oscuros, y con el tiempo recobrar la esperanza y la confianza”, destacó.

Enrique había participado el año pasado de una expedición al polo Norte con ex combatientes del Ejército británico heridos en Afganistán, con el fin de recolectar fondos para la asociación Walking With the Wounded.

El príncipe, de 27 años, no prestó atención al puñado de seguidoras que lo esperaban frente al hotel Ritz Carlton de la capital estadounidense cuando se bajó de un gran 4×4 negro para dirigirse a la gala, constató AFP.

St Jame’s Palace, que representa a Enrique, indicó que el príncipe usaría esta recompensa para “rendir homenaje a todas las organizaciones caritativas dedicadas a los veteranos británicos y estadounidenses por haber conseguido mejorar la rehabilitación de militares heridos y reinsertar en la sociedad civil a quienes sirvieron en el Ejército”.

El príncipe, hijo del príncipe Carlos y de la fallecida princesa Diana, terminó hace poco una formación de 18 meses como copiloto de helicóptero Apache y ya habló de su voluntad de regresar a Afganistán.

Pasó 10 semanas en ese país entre 2007 y 2008 con el ejército británico, pero su misión -que debía mantenerse secreta- fue acortada cuando la prensa dio a conocer su presencia en Afganistán, por miedo a que se convirtiera en un blanco de ataques.

Entre las otras personalidades que podrían recibir el premio figuran el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el director general de Unilever, Paul Polman, y la violinista Anne-Sophie Mutter.