El transporte público de Bolivia ratificó este domingo una huelga de 48 horas por el ajuste de tarifas y en contra de una ley municipal que intenta regular su trabajo en La Paz, pero los importantes sindicatos de Santa Cruz y Cochabamba anunciaron que no acatarán la medida.

Los choferes de La Paz anunciaron que “el paro está encaminado” y negaron la posibilidad de “romper esta decisión” de ir a la huelga entre lunes y martes, según su dirigente René Vargas, a pesar del pedido del gobierno de iniciar el diálogo con la alcaldía para debatir la Ley de transporte y tránsito urbano.

“Aunque respaldamos a los choferes de La Paz, el transporte de Cochabamba (centro del país) no acatará el paro”, declaró el principal dirigente de ese gremio, José Orellana.

Con la misma lógica, Róger Gonzales, dirigente de los choferes de Santa Cruz (este), anunció que “no vamos a acatar el paro (..), no queremos convulsionar más esta ciudad”, eje del desarrollo nacional.

Los sindicatos de Oruro (sur), Chuquisaca (sudeste) y Tarija (sur), Beni (noreste) y Pando (norte), apoyan la huelga.

El alcalde de La Paz, Luis Revilla, que recibió el apoyo de organizaciones de vecinos de La Paz declaró que “no va a ser un paro, que va a obligar a los ciudadanos a admitir el seguir teniendo un pésimo servicio de transporte”.

Los choferes del transporte público se niegan sistemáticamente, por ejemplo, a usar cinturón de seguridad en sus vehículos y a cumplir horarios y tramos y ajustaron unilateralmente tarifas desde fines del año pasado en varias ciudades, según las autoridades.

Los choferes de La Paz cumplieron hace dos semanas otra huelga de 48 horas contra la nueva legislación que, según afirman, permite doble sanción por infracciones de tráfico, por parte del municipio y de la policía de tránsito.