El sepelio de Gabriel Huge y su sobrino, Guillermo Luna, dos de los tres periodistas asesinados en el estado de Veracruz (este), se cumplió este viernes en forma discreta, mientras más organizaciones y gobiernos se sumaron a la condena a los crímenes contra la prensa en México.

Con un aplauso y unas breves palabras de la tía de una de las víctimas, Silvia Varela, concluyó el sepelio en el que los familiares depositaron sobre las tumbas recortes de periódico, flores y objetos personales, como cartas y prendas de vestir.

“Agradecemos a los periodistas y medios de comunicación que han acompañado a Gabi y Guillermo, les damos las gracias de parte de la familia”, se limitó a decir la mujer en la ceremonia realizada en el cementerio municipal del puerto de Veracruz y en la que no hubo representación de las autoridades locales o nacionales.

Huge y Luna, que trabajaban como fotógrafos de la agencia veracruznews, aparecieron descuartizados en bolsas el jueves junto a los cuerpos de otro fotógrafo Esteban Rodríguez y de Iracema Becerra, una empleada del área de administración del periódico local El Dictamen.

Los cadáveres desmembrados de los cuatro habían sido arrojados dentro de bolsas a un canal del municipio de Boca del Río, parte del área metropolitana de Veracruz.

Rodríguez y Becerra iban a ser enterrados en una ceremonia más discreta y sin la presencia de medios después de que la familia hubiera sido amenazada para que no hiciera publicidad del acto, según explicó a la AFP un compañero de profesión que pidió el anonimato.

El hallazgo de los cadáveres de estos periodistas se sumó al asesinato el sábado de otra reportera, Regina Martínez, corresponsal de la revista Proceso que investigaba sobre temas de narcotráfico y la corrupción de funcionarios locales por parte de los carteles de la droga.

Las autoridades de Veracruz señalaron el jueves tras el hallazgo de los cadáveres que el asesinato podría haber sido cometido por una organización del crimen organizado, sin especificar cual.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó el asesinato en un comunicado en el expresó la “frustración ante una ola de violencia que busca silenciar a los periodistas”, en un comunicado fechado en Miami.

Por su parte, Amnistía Internacional exigió que haya medidas de protección eficaces para los “periodistas en riesgo y sus familiares”.