Las autoridades argentinas destruyeron este sábado unas 11.000 armas entregadas por civiles en forma voluntaria e informaron que desde 2007 -año en el que se creó un programa de desarme de la población- más de 160.000 han sido sacadas de circulación.

“Hoy (sábado) se destruyeron 10.745 armas, mientras que ya son 160.531 las armas sacadas de circulación” desde 2007, dijo el ministro de Justicia Julio Alak, en un acto en el que se fundió el armamento en una fábrica siderometalúrgica de la ciudad de Campana, 65 km al norte de Buenos Aires.

En el marco del Programa Nacional de Entrega de Armas de Fuego, en total fueron destruidas 117.565 armas desde 2007, lo que representa cerca del 10% del total que están registradas en manos de usuarios civiles en el país, indicó el Registro Nacional de Armas (Renar).

Según este organismo oficial, el mayor número de armas entregadas voluntariamente corresponde a revólveres calibres 22, 32 y 38, así como pistolas calibre 22 y 9 milímetros.

El desarme civil “es prioritario para el Estado nacional porque representa una herramienta clave para reducir los niveles de violencia en la sociedad”, declaró Alak.

El funcionario añadió que “la ausencia de armas en los hogares evita que conflictos interpersonales, que son el marco del 65% de los homicidios dolosos en Argentina, terminen en muertes absurdas”.

El ministro dijo que “hay una tendencia equívoca de la autodefensa al tener armas en los hogares” y sostuvo que “la mejor arma para protegerse es llamar al 911 (policía) para que intervenga ante un hecho delictivo”.

Muchas familias poseen armas en sus hogares al considerar que supuestamente es un forma eficaz de defenderse frente al elevado número de robos en Argentina, sobre todo en las grandes ciudades.