Los laboristas británicos lograron un importante avance en las elecciones municipales celebradas el jueves en el Reino Unido, un duro golpe para la coalición gubernamental liderada por David Cameron que atraviesa por un momento delicado tras dos años en el poder.

La primera fuerza de oposición se hizo con el control de 27 nuevos consejos municipales, incluidos los de Birmingham, la segunda mayor ciudad británica, y Cardiff, la capital de Gales, según resultados todavía parciales sobre los 181 que estaban en liza en esta ocasión.

Con alrededor del 85% escrutado, el partido dirigido por Ed Miliband logró también más de 680 concejales suplementarios, mientras que los conservadores perdieron casi 350 y sus socios minoritarios liberaldemócratas unos 240.

Además, el laborista Joe Anderson fue elegido alcalde de Liverpool, un cargo de nueva creación.

“Somos un partido que vuelve a ganar la confianza de la gente, que gana terreno, pero hay más trabajo que hacer”, proclamó a los periodistas Miliband, elegido líder de la formación después de que Cameron desalojara en mayo de 2010 a los laboristas de Downing Street tras 13 años de poder consecutivos.

A nivel nacional, los laboristas obtendrían un 38% de los votos, dos puntos más que en 2008, contra 31% para los conservadores (cuatro menos) y 16% para los liberaldemócratas, según una estimación de la BBC, que anticipa también con 32% la tasa de participación más baja desde 2000.

Pero el recuento continúa, especialmente en Escocia y en Londres, donde el excéntrico conservador Boris Johnson aparece como el favorito para lograr un segundo mandato de alcalde frente a su veterano predecesor laborista, Ken Livingstone, y otros cinco candidatos.

Este será uno de los escasos consuelos de las elecciones para Cameron, que acumula las malas noticias tras la entrada oficial del país en recesión en medio de un drástico plan de ajuste y las sospechas que pesan sobre uno de sus ministros por sus vínculos con el imperio mediático de Rupert Murdoch.

Cameron se justificó este viernes diciendo que estos comicios se celebraron “en un contexto nacional difícil”, pero insistió que su gobierno estaba haciendo “lo correcto” para el país y seguiría tomando “decisiones difíciles” para luchar contra la crisis económica.

“Lo que tenemos que hacer es tomar las decisiones difíciles para gestionar la deuda y la economía destrozada que heredamos”, agregó en un claro ataque al Partido Laborista que le precedió en el poder.

El primer ministro incluso perdió varios concejales ante sus máximos rivales en Witney, su propia circunscripción en el sur de Inglaterra.

El veredicto de las urnas también fue duro para los liberaldemócratas de Nick Clegg, que por primera vez desde su creación en 1988 tendrán menos de 3.000 concejales en todo el país, castigados por lo que muchos consideran un matrimonio de conveniencia con el partido de Cameron.

Pero como el primer ministro, el número dos del gobierno se declaró “muy triste” pero reafirmó su permanencia en la coalición para “rescatar y reparar” la economía del país.

Habrá que esperar a última hora de la tarde para conocer el resultado del duelo entre Johnson y Livingstone, o Boris y Ken como les conocen los británicos.

Aunque el cargo tiene más visibilidad que poderes (esencialmente transporte y urbanismo), un triunfo claro de Johnson, que no oculta su aspiración a liderar el Partido Conservador en el futuro, podría ser un quebradero de cabeza más para el primer ministro.