Luego de nueve años de prisión y tergiversaciones político-judiciales, el autoproclamado cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Jaled Cheij Mohamed, irá a juicio el sábado en Guantánamo, lo que marca el puntapié inicial a un esperado proceso.

Nueve años luego de su detención en Pakistán, de los cuales tres en prisión secreta, Mohamed y cuatro presuntos cómplices serán acusados de “ser responsables de la preparación y ejecución de los atentados del 11 de setiembre en Nueva York, Washington y Shanksville (Pensilvania), que mataron a 2.976 personas”, según el Departamento de Defensa estadounidense.

La etapa decisiva se inicia más de diez años después de los mortíferos atentados y coincide con el primer aniversario de la muerte de quien los reivindicara, Osama Bin Laden.

El kuwaití de 47 años, mejor conocido bajo sus iniciales en inglés “KSM”, pero también el yemení Ramzi ben al-Chaiba, el paquistaní Alí Abd al-Aziz Alí, alias Mohamed al-Baluchi, y los saudíes Walid ben Attach y Mustafá al-Hussaui se enfrentan a la pena de muerte.

“Existe un deseo de justicia, es un momento importante para todos”, declaró Marc Thiessen, ex responsable de la administración del ex presidente George W. Bush (2001-2009).

La lectura del acta de acusación, prevista para el sábado en Guantánamo, genera interés de una cantidad récord de medios de comunicación y organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.

Así, de las más de 200 solicitudes de acreditación, sólo 60 periodistas consiguieron un lugar y otros 30 cubrirán el evento desde la base militar de Fort Meade (Maryland), donde la audiencia será retransmitida.

“Es crucial asegurar la transparencia” a través de las audiencias televisadas, una transcripción de los debates en internet y la presencia de los medios, afirmó a la AFP el fiscal del caso, el general Mark Martins.

A su vez, “KSM”, cuyas primeras declaraciones fueron recogidas bajo tortura en una prisión secreta de la CIA, podría sacar provecho de la audiencia “para lanzarse en un ataque contra Estados Unidos”, afirmó a la AFP el analista David Rivkin.

Por su parte, las familias de las víctimas podrán acompañar el juicio en pantallas gigantes colocadas en cuatro bases militares en suelo estadounidense.

Terry Greene, integrante de la organización de familiares de víctimas “September 11 families for peaceful tomorrow” (Familias del 11 de septiembre por un mañana pacífico), estimó que hubiera preferido un juicio ante un tribunal civil, “más accesible a las familias”.

Para Green resulta una “gran decepción” haber tenido que “esperar años” para que el proceso finalmente tenga lugar en un tribunal militar.

El presidente estadounidense Barack Obama quería que el juicio contra los cinco acusados tuviera lugar en Manhattan, muy cerca de donde se erigían las Torres Gemelas. Pero fue impedido por la oposición republicana en el Congreso, que bloqueó la transferencia a territorio estadounidense de acusados de terrorismo.

Los cinco acusados serán trasladados entonces por segunda vez ante un tribunal militar de excepción, creado hace 11 años bajo el gobierno Bush.

“Todo el sistema es injusto”, declaró a la AFP James Connell, abogado de Al-Baluchi.

Los abogados defensores prevén acogerse a la norma del secreto que se aplica sistemáticamente a las declaraciones de detenidos en la cárcel de Guantánamo o también a las dificultades de acceso a informaciones clasificadas.

Connell también precisó que levantará la cuestión del tiempo pasado entre los atentados y los arrestos.

Pero el “juicio del siglo”, como lo llaman algunos observadores, podría prolongarse durante años, a menos que “KSM” se declare culpable para ser rápidamente condenado a muerte y convertirse en “mártir” a los ojos de la organización Al Qaida.