La tarea se anuncia difícil para el presidente Nicolas Sarkozy, que no logró el miércoles por la noche desestabilizar a su adversario socialista, François Hollande, en el único debate televisado de los dos candidatos antes de la segunda vuelta de la elección presidencial francesa el domingo.

Muy violento pero sin KO, el debate de casi tres horas recalcó las diferencias entre los dos políticos, que se respondieron sin miramientos sobre todos los temas, desde la deuda hasta la inmigración, pasando por el estilo de la presidencia.

Este jueves por la mañana, el presidente y candidato conservador Nicolas Sarkozy, que trató en el debate a su adversario de “pequeño calumniador”, calificó su intercambio de “bastante republicano”.

“Nunca una elección fue tan indecisa” y el resultado de la segunda vuelta se “jugará en el espacio de un pañuelo”, estimó en declaraciones a la emisora RTL.

“Pensaba que sería áspero y lo fue (…), pero el debate giró alrededor de mis propuestas”, señaló, por su parte, el socialista François Hollande al canal France 2.

Ambos continuaron inmediatamente su campaña en el sprint final antes de los comicios del domingo. Tras las entrevistas a los medios audiovisuales, Nicolas Sarkozy participará por la tarde en un mitin en Toulon (sudeste) y François Hollande hará lo mismo en Toulouse (sur).

La mayoría de los editorialistas de la prensa consideraban el jueves que el debate “no provocará ningún sismo electoral”. El favorito, François Hollande, que los sondeos dan como vencedor con entre 53 y 54% de los votos, “marcó puntos” en materia de estatura de estadista.

La izquierda reivindicó inmediatamente su victoria en el duelo. “Hollande preside el debate”, tituló en primera plana el diario de izquierda Libération. Manuel Valls, director de comunicación de Hollande, estimó que se ha “descubierto un estadista” en él.

Las invectivas no faltaron entre los dos candidatos, que se opusieron particularmente acerca del balance económico Sarkozy, de la inmigración y de la manera de ejercer el poder.

François Hollande sorprendió al romper con su imagen de hombre consensual para pasar regularmente a la ofensiva.

El ministro del Interior Claude Guéant, allegado de Nicolas Sarkozy, acusó el jueves a Hollande de haberse mostrado “lleno de arrogancia”, pero reconoció al mismo tiempo que el socialista estuvo “muy pugnaz” en el debate.

Después de la dirigente de la extrema derecha Marine Le Pen, que instó implícitamente el martes a votar en blanco, se espera que el candidato centrista François Bayrou (9,1% en la primera vuelta) anuncie su posición el jueves.

Pero las consignas de voto Bayrou, como tampoco el debate del miércoles, no parecen poder invertir una tendencia constante desde el principio de la campaña: la ventaja de Hollande en los sondeos, nunca inferior a seis puntos.

El debate televisado fue seguido por casi 18 millones de telespectadores en los siete canales que lo transmitieron.

Este domingo 45 millones de electores están convocados a las urnas para elegir al presidente de Francia, quinta potencia mundial, segunda economía de la Eurozona y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.