La secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, llegó la mañana del miércoles a Pekín en una visita a China particularmente complicada por la presencia, no reconocida de forma oficial, del disidente Chen Guangcheng en la Embajada de Estados Unidos.

Clinton debe participar el jueves y viernes, junto con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, en una nueva sesión del “diálogo estratégico y económico” entre los dos países, reunión prevista desde hace tiempo por ambas potencias.

La evasión a finales de abril del abogado autodidacta ciego Chen Guangcheng y su presencia, según militantes de derechos humanos, en los locales de la Embajada de Estados Unidos desde el pasado fin de semana, trastocó totalmente las perspectivas.

Oficialmente, nada estaba previsto en el programa de Clinton este miércoles antes de una cena con el consejero de Estado Dai Bingguo.

Pero Pekín y Washington querrían solventar este espinoso caso antes del inicio de sus discusiones bilaterales y negocian un acuerdo que permita la salida de Chen Guangcheng de China a Estados Unidos con su familia, afirmó el martes Bob Fu, de la organización cristiana China Aid, basada en Texas.

Antes de salir de Washington, Clinton declinó comentar “por el momento” el caso Chen aunque aseguró que sacaría a colación el tema de los derechos humanos durante su visita.

“Estoy al tanto de las informaciones de prensa sobre la situación en China. No haré ninguna declaración al respeto”, se limitó a declarar el lunes el presidente Barack Obama. Tampoco China emitió ninguna reacción oficial.

En el pasado, Clinton criticó varias veces a Pekín por los malos tratos sufridos por Chen, que denuncia las campañas de esterilizaciones y abortos obligatorios en China.

Este militante de los derechos cívicos de 40 años ha contado en un vídeo colgado en internet después de su sensacional evasión las brutalidades y acoso que sufren su familia y él desde su confinamiento en su pueblo de Shandong (este), el otoño de 2010.

El diálogo estratégico y económico -reunión anual que se celebra alternativamente en China y Estados Unidos- sirve tradicionalmente para examinar juntos los grandes temas económicos y de política internacional.

La tasa del yuan, la moneda china que Washington querría ver más fuerte, es un tradicional tema litigioso, que Estados Unidos considera responsable en parte del enorme déficit comercial estadounidense.

Estados Unidos también aprovecha este diálogo para abordar con China, otro miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, los grandes temas internacionales.

Siria, programas nucleares iraní y norcoreano o el conflicto entre los dos Sudanes, temas en los que China tiene un peso de interlocución importante, también deberían figuraren la agenda del diálogo.